Debo confesar que me encantan los libros extensos, cuando están bien escritos y la historia es entretenida podría seguir leyendo por siempre, queriendo saber con cada nueva página otro secreto del protagonista, otra aventura, otro conflicto, etc. Debido a esto la primera vez que vi “Los pilares de la Tierra” en una tienda de libros me llamó la atención por la extensión más que por el autor, poco había escuchado de Follet (reconozco mi ignorancia) y me sonaba más a autor de thrillers estilo Tom Clancy. Lo cierto es que el libro es atrapante desde el principio, empecé a leerlo ahí mismo en la tienda y quise comprarlo de inmediato, lamentablemente no andaba con dinero así que no fue hasta que mi esposa llegó con el libro como regalo (gracias!) que me lancé a leerlo de veras.

La novela está situada en plena Edad Media (siglo XII), en una época dominada por la Iglesia, la monarquía y la ignorancia, en donde el machismo era una actitud respetada y admirada. Tiene como eje central la imaginaria aldea de Kingsbridge y la construcción de su nueva catedral. Reconozco que a primera vista esto no tiene nada de interesante y no pasa de ser un argumento mediocre para una de las tantas novelas históricas que han salido últimamente, nada más falso que eso. Este es uno de esos libros que no puedes resumir en pocas palabras sin cometer una injusticia enorme, el libro es un viaje al pasado, un retrato de la vida hace diez siglos, tan diferente a lo que conocemos hoy en día, en cuanto al entorno y el estilo de vida, pero muy parecido en lo que respecta al comportamiento y a las emociones humanas. Existe un permanente conflicto entre la justicia y la injusticia, entre el amor y el odio que te mantiene pegado durante las mil trescientas y algo páginas que tiene la obra y cuando terminas no puedes sacarte ese sabor que te deja una excelente película o una novela espectacular, ese sabor que te permite saber que podrías leerte el libro 2 o 3 veces más y disfrutarías de igual forma.

Quizás la única crítica que se le podría realizar al libro es la excesiva descripción técnica en que cae algunas veces el autor. Para alguien como yo, que no tiene ni la más mínima formación en arquitectura o construcción (y menos de catedrales medievales) resulta un poco aburrido y confuso leer sobre triforios, arbotantes, bóvedas de ojiva, etc. Pero se entiende que algunas cosas es difícil describirlas con un lenguaje más natural y, dentro del contexto de la obra, no es necesario comprender al 100% la explicación que realiza el autor para seguir el hilo de la historia.

En resumen se trata de un libro totalmente recomendado y fascinante, para algunos puede ser desmotivante debido a la extensión que tiene, pero no dejen que eso los desanime, ni siquiera se van a dar cuenta cuando ya estén en las últimas cien páginas y deseando que todavía no se termine.

Los pilares de la tierra (1989)

Ken Follet

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