Las cosas para Donald Trump no parecen componerse y hoy sumó un nuevo golpe en su haber, después de que su ex jefe de campaña, Paul Manafort, se entregara a la justicia estadounidense para ser investigado por la presunta intervención rusa en las elecciones presidenciales del 2016.

Según reportó el diario The New York Times, existía una orden de arresto contra Manafort y su ex socio comercial Rick Gates, dentro de la investigación que lleva adelante el fiscal encargado Robert Mueller, ex director del FBI, por la sombra del Kremlin en las elecciones pasadas y sus nexos con funcionarios de la campaña Trump.

Así, el que fuera uno de los hombres de confianza del rubio presidente se presentó esta mañana en las oficinas del FBI en Washington para entregarse a la justicia. Esto fue confirmado posteriormente por el propio FBI que señaló que el amigo de Trump prefirió evitar que le echaran mano en su casa.

Tanto él como Rick Gates fueron imputados por “conspiración contra Estados Unidos”. Varias versiones hablan de que el otrora hombre fuerte de Trump tendrá que dar la cara por sus negocios sospechosos con grupos prorrusos en Ucrania. Manafort también tendrá que responder por evasión fiscal y lavado de dinero.

Las acusaciones de que Manadort era amigo del ex presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich provocaron su salida de la campaña de Trump en agosto del 2016, a pocos meses de las elecciones. Bajo esta línea, una empresa dirigida por Manafort fue la encargada de llevar adelante una operación de lobby en Washington a nombre del entonces gobernante de Ucrania. Sus esfuerzos trataron de influir en la opinión pública de Estados Unidos en favor del gobierno prorruso del país. Manafort y su colaborador, Rick Gates, nunca revelaron su trabajo como agentes extranjeros, como lo requiere la ley federal.