En el pueblo español de Cantillana, en la provincia de Sevilla, todo el mundo anda curioso: el paseo familiar por excelencia de los últimos días es ir a comprobar de primera mano el increíble hallazgo de un mosaico y un pozo romano encontrado durante unas obras en el centro de la ciudad.
El imponente suelo es el primer vestigio consolidado de la antigua ciudad de Naeva, una metrópolis romana con puerto fluvial y una moneda propia de la que se tenían registros escritos pero no se había encontrado ningún vestigio concreto más allá de pequeños restos diseminados.
La alcaldía de Cantillana ordenó una serie de obras para mejorar las canalizaciones de la ciudad, pero sabiendo que la zona cercana a la parroquia y la muralla medieval, decidieron que los trabajos fuesen supervisados por el arqueólogo José Antonio Valiente, quien señaló al Diario de Sevilla que habían dado con algunos restos menores hasta que el 21 de noviembre encontraron una piedra que cubría el pozo decorado con mosaicos a unos 1,20 metros.
Tras esto se detuvieron las obras y decidieron abrir el espacio para valorar el hallazgo.
Lo que ha ido surgiendo tiene a toda la comunidad conmocionada por el “espectacular grado de conservación” de un mosaico que reproduce figuras humanas en movimiento en las paredes del pozo -posiblemente con carácter alegórico, como sátiros persiguiendo ninfas- y motivos marinos en el suelo: delfines, rayas, anguilas, almejas, navajas, carpas o calamares se pueden identificar claramente. Ocupa más de 12 metros cuadrados y es rectangular, orientado de norte a sur.
Según declaraciones recogidas por el diario, el hallazgo podría ser un compluvium, una construcción romana que servía para colctar el agua lluvia en un pozo. Además del mosaico se encontró una rejilla de mármol tallada que cubre una canalización aun funcionando y que lleva el agua a otro depósito aun sin localizar. Alrededor del suelo hay restos de cinco columnas de ladrillo que habrían servido de base a la cubierta del edificio.
Así, se estima que el mosaico pudo ser el suelo de una especie de piscina y, posiblemente, el pozo estaba rematado con una fuente. Según el arquéologo, los restos podrían ser del siglo II después de Cristo, época en la que la ciudad de Naeva estaba en apogeo por su estatus de municipio romano dada su condición estratégica, en el cruce de dos ríos -el Betis con el Viar-, a pie de la sierra y camino de Híspalis, “zona de control y paso”.
Aparece otro mosaico junto a los restos ya descubiertos en Cantillana (Sevilla). Fascinante. pic.twitter.com/kqdOgit4r8
— José Antonio R. (@JARodriguez_TV) 5 de diciembre de 2017
Fotos: Ayuntamiento de Cantillana