Como si faltaran problemas en el mundo, Donald Trump decidió atizar el conflicto entre Palestina e Israel al decidir reconocer a Jersualen como la capital de Israel y trasladar a esta ciudad su embajada, algo que por motivos de seguridad tomará varios años, según expertos en la materia citados por el diario español El País.

Esta ciudad es considerada como uno de los ejes de la disputa entre ambas naciones desde la creación del estado de Israel hace 70 años, cuando se decidió que para evitar conflicto ésta sería administrada por un grupo de varios países, algo que duró poco pues al poco tiempo Israel ocupó su parte occidental y tras la guerra de los Seis Días en 1967 se instaló en su sector oriental, reclamado por Palestina como su capital.

Antes de que Trump se atarantara a reconocer la ciudad como territorio netamente israelí, distintos líderes alrededor del mundo le pidieron que se mantuviera al margen. Desde su aliado Emanuel Macron hasta el Papa Francisco han pedido al rubio empresario que saque sus manos del conflicto, pues cualquier decisión podría empeorar una situación de por sí tensa.

Pero con Trump no hay nada claro y pedirle calma parece siempre impulsarlo a actuar. Todas las embajadas en Israel se encuentran en Tel Aviv y curiosamente la decisión fue filtrada desde la propia Casa Blanca, aumentando la tensión a la espera del anuncio oficial, lo que ha puesto al mundo a su alrededor en súplica.

Sin embargo, El País señala que la decisión oficial ya fue informada por Trump al líder palestino Mahmud Abas y al rey jordano Abdalá II en conversaciones telefónicas. Según el diario, la intención de Trump es reconocer la “realidad histórica” de Jerusalén y trasladar en cuanto sea posible la embajada. Este cambio de sede ya fue acordado por el Congreso en 1995, pero por “seguridad nacional” lo han postergado desde entonces todos los presidentes. La Casa Blanca argumenta que el movimiento, aunque deseado, es ahora mismo imposible por cuestiones logística. “No hay forma de hacerlo rápidamente. Solo por permisos y seguridad puede tardar años”, señaló un portavoz.

En cualquier caso, el reconocimiento de Jerusalén, con su enorme carga simbólica, supone entrar en territorio hostil. No solo acaba con un consenso internacional mantenido durante décadas por Estados Unidos, sino que arruina, los intentos del yerno y asesor presidencial, Jared Kushner, de forjar un acuerdo en Oriente Próximo y acercar Israel a países de mayoría suní como Egipto, Arabia Saudí o Jordania para crear un escudo antiiraní.

En contrapartida, Trump reafirma su fe proisraelí, que tan buenos réditos electorales le proporcionó, y, como ya hizo en febrero, lanza el aviso a los palestinos de que el pasado no le ata y de que su objetivo es abrir un nuevo ciclo donde ni siquiera la solución de dos Estados es necesaria.