El Bitcoin es sin duda alguna la vedette de las criptomonedas: durante el 2017 subió locamente, haciendo sonar las alarmas de una burbuja especulativa que pese a las advertencias, aun no parece estallar después de que el activo se disparase desde los 800 a los 20.000 dólares para cerrar el año en un nada despreciable valor cercano a los 15.000 dólares por unidad.

Sin embargo, otra divisa virtual más discreta es la que registró el mejor desempeño del 2017 y que hoy parece encaminarse a destronar al Bitcoin de su solitario reinado.

Se trata del Ripple, conocida también como XRP, cuyo valor aumentó alrededor de 36.000 % en un año, saltando desde los 0,0064 dólares el primero de enero de 2017 a 2,34 dólares en noche vieja. Durante los primeros tres días del año, el activo siguió su rumbo alcista y alcanzó los 3 dólares.

En comparación, un Bitcoin vale considerablemente más que un Ripple, sin embargo, su precio solo subió un “modesto” 1.400 % durante el año.

Con una capitalización bursátil de 122 mil millones de dólares, el Ripple logró destronar al Ethereum como la segunda criptomoneda del mercado en diciembre, según los datos entregados por CoinMarketCap.

 

¿Qué es el Ripple?

La start-up californiana Ripple Labs fue lanzada en 2012, casi cuatro años después de la aparición del Bitcoin, con el objetivo de utilizar la tecnología blockchain para facilitar los pagos interbancarios. De hecho, Ripple es más conocido por su protocolo de pagos que por su moneda virtual, conocida por el mismo nombre. 

Más de 100 instituciones financieras, como UBS, UniCredit o SAP ya han adoptado su protocolo. Así, el principio de Ripple es en efecto seductor para los bancos: las transacciones transfronterizas efectuadas con XRP son instantáneas, cuando en la vía tradicional suelen tomar varios días, y la comisión estipulada por la sociedad es mínima. 

Menos volátil que el Bitcoin

Al igual que el Bitcoin, el Ripple es una divisa descentralizada que no cuenta con el respaldo de un banco central. Pero a diferencia de otras criptomonedas, su volatilidad es más limitada, ya que la sociedad Ripple Labs posee dos tercios de los 100.000 millones de los XRP existentes. 

Los saltos recientes en el Ripple parecen ligados a inversionistas asiáticos. Hasta diciembre, el 25 % del volumen  de las transacciones en Ripple venían de Corea del Sur y un 10 % de Hong Kong. Por otra parte, la sociedad anunció que un consorcio de bancos japoneses y surcoreanos decidió probar su sistema de pagos entre diciembre y enero. 

Después de un 2017 marcado por el Bitcoin, el 2018 se podría perfilar como el de Ripple. Según la revista Forbes, el boom actual de la criptomoneda acentúa los rumores sobre la entrada del Ripple en la plataforma de intercambio Coinbase, uno de los mercados de intercambio más grandes del mundo.