El ex presidente peruano Alberto Fujimori abandonó la clínica Centenario Peruano Japonesa anoche tras haber sido dado de alta por diferentes problemas médicos que lo llevaron a ser internado el último 23 de diciembre.
Una escena que recordó a muchos la que protagonizó 20 años atrás el dictador chileno Augusto Pinochet al llegar a Santiago tras ser enjuiciado en Londres y, como de milagro, recuperar su salud ni bien tocó suelo chileno.
En silla de ruedas y en compañía de su hijo menor, el congresista de Fuerza Popular Kenji Fujimori, el ex presidente fue visto en los exteriores del centro de salud al promediar las 9:38 p.m.
Alberto Fujimori se levantó de la silla de ruedas al momento de ingresar a la camioneta negra que aguardaba por él y, seguidamente, partió rumbo a la calle Pontevedra 253, ubicada en el conjunto residencial La Estancia, en La Molina, tras saludar a sus simpatizantes y periodistas.
Horas antes de su salida, efectivos policiales habían reforzado la seguridad en el perímetro correspondiente a la clínica Centenario Peruano Japonesa.
Alberto Fujimori fue trasladado pasadas las 6:00 p.m. del 23 de diciembre hacia la clínica desde el penal de la Diroes, en donde cumplía una pena de 25 años de cárcel por los casos La Cantuta y Barrios Altos.
Aquel día, el ex congresista Alejandro Aguinaga, su médico de cabecera, refirió que Fujimori “tuvo una caída de presión brusca” a causa de una arritmia.
En los días sucesivos, el ex mandatario fue sometido a una serie de análisis y tratamientos de salud por lo que incluso se restringió las visitas que se le efectuaban.
El ex jefe del Estado de Perú (1990-2000) recibió en víspera de Navidad el indulto humanitario y derecho de gracia por parte del presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, quien debió enfrentar, a partir de su decisión, diversas renuncias en el oficialismo y críticas de varios sectores políticos.