Casi un año después de su extradición a Estadaos Unidos, Joaquín “El Chapo” Guzmán se está volviendo loco.  A la espera del juicio que lo podría condenar de por vida, pasa 23 horas diarias aislado en una celda con luz permanente

En una entrevista con El País, su abogado Eduardo Balarezo contó detalles de la salud del capo de la droga mexicano en el Centrro Penitenciario Metropolitano de Nueva York. 

El que fuera rey de la mafia, con una fortuna estimada en 13.000 millones de dólares y culpable confeso de entre 2.000 y 3.000 asesinatos tiene cada vez más certeza de que pasará el resto de su vida así. Ahí. Vestido con el uniforme naranja, vigilado todo el tiempo mientras camina de lado a lado en su celda de seis por tres. Balarezo dice que tiene la mirada pérdida y que está más flaco.

La única hora que puede salir de su celda al día lo llevan a una bici estática. 

“El Chapo, de 63 años, está mal, no está incapacitado, pero está perdiendo la memoria y está poniéndose paranoico. Repite mucho las cosas y se le olvida todo enseguida. A veces hablamos algo y a los 15 minutos se le ha olvidado. Eso afecta a la manera de trabajar porque tenemos un cliente que no sabe decir si pasó algo, cómo fue o cuándo pasó”, declaró a El País Balarezo, su único contacto con el mundo extrapenitenciario.

“Se nota que es una persona lista, no tiene educación formal , pero es inteligente, aunque no sé si brillante. Tiene buen humor y a veces nos reímos”, agregó el abogado.  

Hasta el momento Joaquín Guzmán Loera (Sinaloa, 1954) se ha declarado inocente de ser el jefe del cártel de Sinaloa, la empresa destinada a introducir toneladas de cocaína en Estados Unidos, lavar miles de millones de dólares y de ordenar asesinatos y secuestros. Su captura y posterior extradición no ha frenado la violencia en México, que vive su peor momento del sexenio de Enrique Peña Nieto

La defensa pidió posponer el juicio de abril a septiembre para revisar a tiempo un expediente de más de 300.000 folios y cientos de horas de video. 

“No solo se trata de las condiciones a las que lo tienen a él sometido sino bajo las que tenemos que trabajar nosotros”, dice Balarezo.

“Estamos dos personas apretadas en una sala de 1’5 x 1’5 metros, no hay una mesa para poner documentos, escribir o poner la computadora. Es ridículo. Tengo que tener la tableta en las piernas para poder anotar algo y verlo por una reja y una ventanilla. Intentamos hablar bien bajo para que no escuchen todo los policías”, explicó al periódico español.

Según el abogado, no puede preguntar o llevar mensajes a terceros. “Normalmente, mi cliente me dice las personas a las que puedo recurrir para conseguir pruebas o testimonios, pero en este caso lo tengo prohibido”.

La rigidez de los términos en ocasiones roza lo surrealista. “En el mes de diciembre las dos hijas de El Chapo Guzmán, de seis años, fueron a ver su padre. En mitad de la conversación les dijo: “Salúdame a tu mama de mi parte”. En ese momento se detuvo la conversación y los guardias le recordaron que tienen prohibido pasar mensajes a nadie en el exterior, según la versión del abogado.