Una de las promesas del presidente argentino Mauricio Macri para lograr ganar la elección que lo tiene en la Casa Rosada fue poner fin a la inflación rampante que vivía ese país bajo el gobierno de Cristina Fernández.

La cosa no iba a ser fácil ni milagrosa, pero muchos argentinos están comenzando a darse cuenta de que quizás tampoco se trate de una promesa a cumplir.

El Gobierno del empresario estimó que durante el año pasado, los precios se elevarían un nada bajo 17 por ciento anual. Sin embargo, el Índice de Precios al Consumidor elaborado por el Congreso -las cifras del instituto de estadísticas no eran confiables- revela que el país cerró el 2017 con un alza en el costo de vida del 24,6 por ciento.

Aunque el gobierno insista en que el problema inflacionario es heredado, el desglose de los datos lo deja en evidencia: los mayores aumentos en los precios se vieron en las tarifas de luz, gas y combustibles. 

El segundo ítem que más trepó fue el de alimentos y bebidas. 

Durante diciembre, este medidor subió un 3,1 por ciento, empujado por el alza en el rubro de Vivienda y Servicios Básicos (o sea, un reflejo de las alzas en las tarifas de luz y gas) y Transporte y Comunicaciones (acá puede leerse combustibles). 

Este informe fue presentado este martes por el diputado Marco Lavagna del Partido Renovador, en compañía con miembros del Partido Justicialista, Libres del Sur y el partido Socialista. 

Después del incremento en las tarifas de luz, gas y transporte, se ubicó el alza en los alimentos y bebidas, con un aumento del 1,7 por ciento en diciembre y un acumulado anual del 22 por ciento.

Según detalla el informe citado por el diario Página 12, con una inflación de 24,6 en 2017, las jubilaciones mínimas y la Asignación Universal por Hijo (AUH) se recuperaron en términos reales un 1,7 por ciento aunque aún muestran una pérdida del 5 por ciento en promedio frente a 2015.

En la misma línea, desde el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), de la UMET, detallaron que la inflación de 2017 alcanzó el 25,2 por ciento con aumentos de hasta el 27, 3 por ciento en algunos precios. La canasta de consumo de los jubilados, donde tienen mayor incidencia rubros como salud y servicios públicos, registró un aumento anual del 28,5 por ciento.

Igual que el IPC Congreso, el informe del IET detalló que la inflación estuvo impulsada por las alzas de las tarifas de gas, electricidad y el agua, que dejaron un saldo del 52, 7 por ciento en el rubro Vivienda y Servicios. Los aumentos en las cuotas de las escuelas privadas provocaron una suba del 29,3 por ciento en el rubro Educación, mientras que el rubro “Salud” se encareció un 26 por ciento por los ajustes autorizados a las empresas de medicina prepaga.