Los negacionistas del cambio climático, como Donald Trump, insisten en que no hay nada que temer. La madre naturaleza equilibrará las cosas: y sí, parece que lo hace, pero el equilibrio puede no ser lo que Trump y sus amigos esperaban.

Huracanes, tormentas, inundaciones.

Y esos “fenómenos” de la naturaleza están saliendo muy caros para Estados Unidos, que el año pasado tuvo que gastar 306.000 millones de dólares para hacer frente a desastres naturales que podrían haberse evitado abordando a tiempo la batalla contra el cambio climático que Trump dice es un invento.

En el 2017 hubo dos inundaciones, una  helada, ocho tormentas severas, tres tormentas tropicales, una sequía y un incendio forestal que obligaron a los Estados Unidos a gastar una cifra similar al Producto Interno Bruto anual de Colombia. 

Según las cifras de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), el 2017 los incendios forestales que arrasaron parte de California costaron 18.000 millones de dólares, por el huracán Harvey -recordado por las inundaciones en Texas-  tuvieron que desembolsar 125.000 millones de dólares. El huracán Irma, que azotó el Caribe y Florida, costó 50.000 millones y el huracán María que golpeó a Puerto Rico, 90.000 millones.