Una intriga sucia se tomó la conversación política colombiana ¿Es Álvaro Uribe el responsable de la violación de la periodista Claudia Morales? 

Todo comenzó hace unos días cuando Morales publicó una columna de opinión en donde denunció que uno de sus jefes había abusado sexualmente de ella hace varios años en el cuarto de un hotel.

Desde que empezó la campaña #MeToo* revivió la necesidad de escribir sobre esto, pero sentía temor”, escribió Morales, quien afirmó que “los testimonios de mujeres que de forma valiente han empezado a hablar con dignidad” le permitió transformar el miedo que sentía sobre su atacante, a quien solo se refirió como  “Él”.

Y desde que su texto se publicó, ardió el país en una cacería de brujas detrás de ese misterioso “hombre relevante en la vida nacional”, como lo definió. 

La periodista explicó sus razones para no haber presentado una denuncia en ese momento, y porqué tampoco lo hará por temor a este hombre poderoso.

“Ahora lo sigue siendo y, además, hay otras evidencias que amplían su margen de peligrosidad. Hoy, con 44 años, reviso el momento que tengo grabado como una foto y no me arrepiento de haber guardado silencio”, escribió la comunicadora en su texto titulado Una defensa del silencio. 

A los días de conocerse su denuncia, otra columnista trató de despejar las dudas sobre ese hombre misteriosos.

Su columna se basó en las pistas que ofreció Morales en los últimos días después de que revelara que un jefe había abusado de ella sin decir el nombre, Ochoa tuvo en cuenta los mensajes de Morales en redes sociales para afirmar que por eso “sabemos” quién la violó. Así mismo, dice que leyó “minuciosamente todas sus columnas pasadas” y “su historial de interceptaciones telefónicas y chuzadas”.

De esto saca su conclusión, “¿Vamos a permitir que nos siga hablando, todos los días, por los próximos años?, ¿que nos siga mandando mensajes desde su púlpito sagrado?, ¿que nos siga diciendo qué hacer, qué pensar, qué sentir y hasta por quién votar?”.

“¿Vamos a dejar que se salga con suya?, ¿vamos a dejar que siga abusando de su poder y que tenga licencia para violar? ¿Vamos a ser convidados de piedra del más grande y escandaloso crimen sexual de nuestra época?”, son las preguntas de Ochoa en su columna, y les pide a otras periodistas y mujeres de renombre en el país para que también digan si fueron abusadas.

El periodista Néstor Morales de la radio Blu, entrevistó a su colega denunciante y concluyó junto a buena parte de los integrantes de la mesa de trabajo de ‘Mañanas Blu’, que no se trataría de un periodista o de alguien de medios de comunicación, sino de una persona con poder, como un político.

Entonces los colombianos comenzaron a contar los ex jefes de la periodista y el único político en su entorno es precisamente el ex presidente Álvaro Uribe Velez. 

El misterio llegó tan lejos que el periodista estadounidense lo abordó en un tuit: 

“#YoTambién es el equivalente latinoamericano de #MeToo. En Colombia se está produciendo un murmullo mediático sobre las violaciones presuntamente cometidas por el expresidente Álvaro #Uribe Vélez”, escribió.

Ante la avalancha de acusaciones en su contra, el propio Uribe salió a explicar. Claro, no lo hizo sino hasta que el tema se convirtió en un asunto nacional y en su defensa argumentó un montaje. 

“Omito comentar sobre el burdo ataque político, he sido decente con las mujeres a lo largo de mi vida. Nuestra oficina de prensa debe publicar viajes presidenciales en cuya comitiva estuvo la señora, nombre de las personas que estaban a cargo de la seguridad y sus obligaciones”, escribió Uribe en su tuiter.

Paradójicamente, Uribé acusó sin pruebas hace unos meses a un periodista de violador de menores. Ahora tiene que enfrentar lo que hasta el momento no es más que una calumnia.

Mientras tanto, la intriga sobre su responsabilidad en el hecho amenaza con convertirse en uno de los temas de la campaña presidencial, cuando el ex presidente enarbola una vez más “las amenazas del castro-chavismo” sobre Colombia.

Podría resultar que el verdadero monstruo no esté al otro lado de la frontera. 

Entre tanto, el testimonio de la denunciante pesa como un trono al que nadie quiere acceder: “Celebraré siempre que desgraciados como ‘Él’ y otros abusadores sean visibilizados y castigados. La revelación de mi historia es una defensa del silencio y un llamado a entender que cada uno de quienes hemos sido abusados tenemos mundos distintos”.