Lula da Silva no se da por vencido. Aun cuando está cada vez más lejos de volver a la presidencia de su país y más cerca de la cárcel, después de que este miércoles la justicia de su país ratificó la condena por corrupción pasiva y lavado de dinero en una causa relacionada con el escándalo en la petrolera estatal Petrobras.

La decisión, adoptada por un tribunal de segunda instancia de Porto Alegre, abre la puerta a la inhabilitación política de Lula y deja en manos de la Justicia electoral su posible candidatura presidencial.

El líder del Partido de los Trabajadores absorbió el golpe y contraatacó: 

“Todo lo que están haciendo es para que yo no sea candidato”, proclamó Lula. “Y ahora quiero ser candidato. Y donde quiero dar la batalla es en la conciencia de los brasileños. Si presentasen algún delito que yo haya cometido, desisto de la candidatura. Quiero desafiar a los tres jueces que me condenaron a que presenten algún delito que yo haya cometido”.

El PT ha convocado para este jueves a su dirección en São Paulo y varios de sus miembros apuntan a que se estudiará aprobar oficialmente la candidatura del expresidente condenado. También la expresidenta Dilma Rousseff, que estos días ha estado junto a Lula para defender su inocencia, manifestó en una nota tras la sentencia: “Vamos a garantizar el derecho de Lula a concurrir a la presidencia de la República en las calles y en todos los rincones y ciudades de Brasil. Justo cuando nos golpean, como hoy, vamos a luchar aún más”.

El acto de apoyo a Lula había sido convocado con días de antelación, con independencia de cuál fuese la decisión del tribunal. Pese al mazazo de la sentencia, el expresidente no dejó de acudir para proclamar que no arroja la toalla y para repetir el discurso habitual, en el que se presenta como el defensor de los intereses del pueblo frente a la élite del país. Tanto fue así que llegó a proclamar: “Que sepáis que están acabando las ayudas a los estudiantes, que el trabajo con contrato va a dejar de existir… Quiero que sepáis que quien está en el banco de los acusados es Lula, pero quien fue condenado es el pueblo brasileño”.

El líder del PT volvió a presentarse como víctima de una conjura de los principales poderes del país. “Ha habido un pacto”, dijo, “entre el poder judicial y la prensa para acabar con nuestra gobernanza del país. No soportaban más la ascensión de las personas más pobres, no soportaban más la ascensión de la escolaridad”. “No tengo miedo de ir a la cárcel”, aseguró el expresidente, quien, en tono desafiante, agregó: “Quiero avisar a la élite brasileña que esperen. Esperen porque vamos a volver”.

Al acabar, entre el entusiasmo de la multitud, Lula invitó a los asistentes a dirigirse a la avenida Paulista, el lugar de las grandes concentraciones públicas en São Paulo. Durante la tarde, miembros de grupos de derecha habían paseado allí uno de sus iconos favoritos, un muñeco hinchable con la figura de Lula vestido de presidiario. Los convocantes eran algunos de los colectivos que el año pasado lograron sacar multitudes a la calle para reclamar la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Pero esta vez se reunieron apenas dos centenares de personas para celebrar la condena de Lula. Entre ellos, algunos portaban pancartas pidiendo una intervención militar, mientras otros exhibían camisetas en favor del líder de extrema derecha Jair Bolsonaro, el segundo mejor situado en las encuestas electorales detrás de Lula.

JUICIO

Inicialmente, dos de los tres jueces de la corte que examinaba el recurso presentado por Luiz Inácio Lula da Silva ratificaron la condena del exmandatario brasileño por corrupción. En el caso del primer magistrado pidió aumentar a 12 años su pena de prisión.

El magistrado Joao Gebran Neto, relator del caso, respaldó ampliamente las conclusiones del juez Sergio Moro, que en julio pasado condenó a Lula como beneficiario de un apartamento en el balneario paulista de Guarujá, ofrendado por la constructora OAS a cambio de contratos en la estatal Petrobras.

Y pidió además aumentar la sentencia de 9 años y medio a 12 años y un mes de cárcel, considerando que, por la posición que ostentaba Lula, “su culpabilidad es extremamente elevada”.

El segundo de los magistrados del Tribunal Regional Federal Nº4, el juez Leandro Paulsen dijo por la tarde que la participación de Lula en los desvíos de fondos en Petrobras es “inequívoca”, por lo que votó por la condena de Lula. Además aseguró que el expresidente debe ir a prisión desde que se emita la sentencia en segunda instancia y no esperar a que se se resuelvan otras apelaciones. 

El tercer juez también  coincidió con sus pares y la condenado fue por unamidad:

 

La sesión se lleva a cabo en Porto Alegre (sur), sitiada por las fuerzas de seguridad ante el temor de enfrentamientos entre los miles de partidarios de Lula desplazados a la ciudad y grupos de derecha que piden que el exmandatario (2003-2010) vaya a la cárcel.

 

Lo que se viene

El fallo del tribunal abrirá la puerta a diversos escenarios, que dependen en primer lugar de sus tres jueces: una condena por unanimidad (3-0), por mayoría de 2-1 (con un abanico más amplio de recursos) o incluso -el menos barajado- una absolución.

En materia electoral, una condena por corrupción tornaría a Lula “inelegible”, aunque también caben recursos que le permitirían ganar tiempo e incluso registrarse como candidato y hacer campaña. 

La dirección del PT se reunirá el jueves en Sao Palo para proclamar su apoyo a una candidatura de Lula, cualquiera sea el fallo final. 

Pero el PT está en fase de convalecencia de los duros golpes recibidos estos últimos años: graves acusaciones de corrupción contra muchos de sus principales dirigentes y la destitución en 2016 de Dilma Rousseff, heredera de Lula.

“Lula es favorito pero su candidatura es sumamente incierta en este momento. Es una situación dramática para la democracia brasileña”, dijo a la AFP el politólogo Fernando Schüler, del Instituto de Investigación y Educación (Insper), de Sao Paulo.

Los mercados, que temen un retorno de la izquierda al poder,operaban el miércoles con ganancias, apostando por una condena de Lula. La Bolsa de Sao Paulo llegó a subir 2,2%, aunque a media tarde el alza se moderaba en torno al 1,8%.

El presidente conservador Michel Temer trató de mostrar una normalidad institucional en una intervención ante el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).

Hay un combate arduo, pesado contra la corrupción en el país (…) Pero en Brasil las instituciones están funcionando, tenemos una separación absoluta de poderes”, afirmó el mandatario, que es objeto de varias investigaciones por corrupción, trabadas por el momento por gozar de fueros políticos.


Con información de El País y El Deber