Desde esta semana, la humanidad puede anotarse la extinción de otro animal a cuesta. Se trata de los pumas orientales de Estados Unidos, también conocidos como leones de montaña.

Tras 80 años sin pruebas fehacientes de su existencia, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (FWS, por sus siglas en inglés) lo declaró oficialmente extinto después de estar casi 50 años dentro de la lista de especies amenazadas.

Desde comienzos del siglo XX se determinó el peligro de extinción por la caza indiscriminada y la invasión de su hábitat. Según los registros oficiales citados por Semana, el último ejemplar fue cazado en 1938 en la localidad de Maine, en el nororiente de ese país.

Hacia 2011, la FWS inició una exhaustiva revisión del estado de esta especie y tras cuatro años de investigaciones concluyó que no había evidencia de una posible recuperación de su población. Por eso recomendó retirarla de la lista de animales amenazados, proceso que concluyó hace pocos días, y sentenciar su desaparición definitiva.

Con esta determinación, sin embargo, se abre la puerta para que comience el repoblamiento de felinos en los estados ubicados al oriente del río Mississipi donde merodeaba el puma extinto. Al estar categorizado bajo amenaza, se prohibía el ingreso a esas zonas de otras especies como el jaguar americano. Desde ahora, cada estado tendrá la potestad de impulsar programas para lograr este propósito.

“Necesitamos grandes felinos para controlar la sobrepoblación de siervos y las muertes por infecciones transmitidas por sus garrapatas. Por eso esperamos que los estados del oriente y medio oeste los reintroduzcan”, explicó Michael Robinson, funcionario del Centro para la Diversidad Biológica de Estados Unidos a través de un comunicado de prensa.