El presidente de Guatemala está cumpliendo un sueño del buen politiquero latinoamericano: hablar con la verdad y dejar de lado las buenas formas y corrección política para asumir que está allí, al mando, para ser servido y no para servir.

La prueba de esto la desenmarañó un diario local con una investigación que reveló el gasto de unos 307.000 quetzales (casi 42.000 dólares) en “lujos y regalos”.

Lo curioso ha sido su respuesta: los masajes relajantes, los licores, la ropa deportiva y las gafas de casi 3.000 dólares son para él gastos que “no tengo que pagar de mi salario”.

La investigación, revelada por el periódico local Nuestro Diario, muestra que el mandatario guatemalteco, el mejor pagado de toda Latinoamérica con un salario mensual de 146.000 quetzales (casi 20.000 dólares), cobró al Estado una botella de whisky de 3.033 quetzales (413 dólares), ropa deportiva, vitaminas, champú para el cabello, pastillas de menta o un servicio de lavandería de 28.940 quetzales (unos 4.000 dólares).

“¿Usted no se pregunta por qué le entregan ese par de gafas?”, le preguntó un periodista al presidente al concluir una actividad pública, a lo que contestó “a mí me entregan ese par de lentes, ¿usted cree que yo ando buscando ese tipo de preguntas?”.

Antes de que confrontara con los periodistas que buscaban respuestas por esos gastos, Morales agradeció irónicamente a los medios “por mostrar todas las carencias que se tienen (en Guatemala)” y añadió que por esa noticia “no se paga”.

“Gracias por ser los voceros de la realidad nacional y de lo que necesita Guatemala”, insistió el presidente, quien además pidió “que la prensa ayude al Gobierno “con donaciones y a poder involucrar a toda la población”.

Morales dijo que su administración “tolera” la crítica, pues de lo contrario “ya no estaría acá (en el poder)”, además de que “nunca he tratado de tapar el sol con un dedo”, y manifestó ser consciente de que los problemas del país no se pueden solucionar en 4 años.

Uno de estos gastos, confirmó Hiemann, por 14.819 quetzales (2.018 dólares) en ropa deportiva, tuvo la finalidad de “atender una invitación del embajador de Estados Unidos, Luis Arreaga, para jugar tenis”.

El Gobierno justificó tales gastos, considerados como “imprevistos”, argumentando que “son legales”, están amparados por las facturas correspondientes y responden a la necesidad de cuidar la imagen del presidente.

“Los anteojos -que costaron casi 3.000 dólares- se compraron porque estamos hablando de quien representa al país”, por lo que “tenemos que tener la imagen presidencial a un nivel alto”, dijo el titular de la SAAS, Orlando Ramírez, sobre estas compras para Morales.

 


Con información de Huffingtonpost