La búsqueda por un trato igualitario entre hombres y mujeres está teniendo un giro ridículo: algunas empresas ven en esta reivindicación una oportunidad de mercado para diversificar y, aplicando el color rosa, crear nuevos productos “para mujeres”.
Esta semana, la cosa se volvió un chiste cuando la gente de PepsiCo presentó sus Doritos especiales para mujeres.
Suenan menos cuando los mascan, no dejan residuos en las manos y vienen en un empaque más pequeño, especial para llevarlos en la cartera.
Desde la empresa han defendido su idea como el fruto de un análisis de mercado. Sin embargo, a pocas personas les ha parecido atractivo el producto, más cercano a un aprovechamiento de la oportunidad histórica.
Las críticas se escucharon primero en Inglaterra, donde fueron presentados, porque van en contra de la discusión que el mundo actualmente lleva adelante, de eliminar la brecha de género.
En defensa del producto, la directora de la firma Indra Nooyi, dijo a Freakonomis Radio, dijo que “a las mujeres no les gusta crujir demasiado fuerte en público. Y no se laman los dedos generosamente y no les gusta verter las pequeñas piezas rotas y el sabor en la boca “.
Sin embargo, miles de mujeres refutaron la idea y argumentaron que al igual que los hombres, se sienten capaces de comer cualquier producto de la marca sin diferencia.
A continuación una lista de inventos inútiles que creyeron acabar con la desigualdad de género…
A menos que lo hayan mantenido en secreto durante miles de años, las orejas de las mujeres son iguales que las de los hombres, así que no parece tener mucho sentido poner a la venta tapones femeninos para los oídos. Sin embargo, el rosa todo lo puede.
Sin lugar a dudas, alguien sigue empeñado en ver a las mujeres como un tipo de cliente diferente, con unas necesidades muy peculiares. Alguna retorcida mente del mundo del ‘marketing’ está convencida de que las mujeres necesitan un martillo especial, así como una caja de herramientas totalmente diseñada en clave femenina. Es decir, con todo rosa.
Todo empieza en la infancia, claro. Los catálogos de juguetes suelen mostrar a las pequeñas jugando con una cocinita. No es el único síntoma de machismo comercial. El propio aspecto de los artículos para niños (y no tan niños) ya denota cierta inclinación a diferenciar productos por sexo. Pianos, torres y juegos de mesa clásicos cuentan con su versión femenina. Como si la jenga fuera diferente para hombres y mujeres:
Sin embargo, no todo es rosa en el mundo de los artículos para chicas. ¿Qué esperas encontrar en un paquete de bolígrafos para mujeres? A estas alturas, cualquiera imagina bolígrafos rosas o con purpurina. Pues no. Hemos llegado al clímax del absurdo: bolígrafos normales y corrientes que no abusan del color de los chicles de fresa para intentar llamar la atención de las féminas, pero que se venden como bolígrafos “para ella” porque no son ni el Bic Naranja (escribe fino) ni el Bic Cristal (que escribe normal).
Obviamente, el mundo de la papelería no escapa a las feroces campañas de ‘marketing’. Al parecer, la cinta adhesiva estándar no sirve para las chicas. O, al menos, ellas deben utilizar otra que tenga un soporte rosa, como Barbie manda.
Un paseo por los pasillos de un supermercado se convierte en una verdadera lección empresarial. El aprendizaje es algo machista, eso sí. Puedes aprender que una misma caja de galletas con sabor a queso está destinado al público general o solo al femenino en función del color del paquete. Además, ya sabemos que basta con ponerle un dibujo a una cámara de fotos morada para que el aparato sea para chicas. Una última cosa: encenderse un cigarro con un mechero cualquiera no es cosa de mujeres: ellas deben hacerlo con uno rosa que tenga lacitos.
Con información de Público