La tesis principal de El gran retroceso, sostenida por los diecisiete intelectuales involucrados, es que la Humanidad está retrocediendo. Así se manifieste en el cambio climático o en las crisis sociales y económicas, en la xenofobia o el ascenso de verdaderas imposturas, la conclusión es que por primera vez en muchos años la sociedad mundial se ve amenazada por múltiples frentes creados por ella misma que la aprisionan y la dejan con pocas alternativas.

Vivimos en una época traumática y Donald Trump no es el único farol para percibirlo; Duterte en Filipinas, Erdogan en Turquía, Modi en India y Orbán en Hungría, con su islamofobia, censuras y modos de hacer justicia de la Edad Media, son otros de los casos que alguna vez fueron aislados y que año a año crecen. Si bien las elecciones no han sido históricamente un medio representativo de la diversidad de votantes ni mucho menos, nunca antes en lo que va de siglo nos habíamos encontrado de frente con la realidad amenazada y la postverdad (mentiras, ya está) como victimaria en el juego del autoritarismo, otorgándonos un mundo en que un hombre de rating puede llegar a ser presidente de la República más poderosa del mundo.

Existe la sorpresa y se constata la opinión pública, pero el contenido de este libro va mucho más allá si de explicaciones se trata: ¿por qué algo así llegó a pasar? ¿En qué momento se empezaron a desandar los pasos que tanto había costado dar tras dos guerras sangrientas y una, más indirecta, que separó al mundo en dos? Muchos de los autores coinciden en que Trump se erigió como presidente porque la izquierda mixta estadounidense, aquella casada con Sillicon Valley, el movimiento LGTB y el feminismo al mismo tiempo, se despreocupó de las clases trabajadoras y con una soberbia ciega, progresista ante todo, propició que los hombres blancos y nacionalistas fuera del núcleo de las urbes tuvieran un líder que los ampara frente a los “peligros” de la globalización.

El problema, como todos, saltó de lo local a lo mundial a merced de los medios masivos, lo que provocó que la capacidad de sorpresa se perdiera. En las últimas elecciones en España, luego de diez meses sin un gobierno presidencial constituido, las cúpulas del PSOE decidieron abstenerse y darle el sillón presidencial a Mariano Rajoy, un hombre de derechas empecinado con mantener el statu quo. Las ideologías se diluyeron y el fulgor del neoliberalismo encandiló a los que antes protegían a los olvidados que, a día de hoy, se escudan en la conciencia patriótica mal entendida, miedosa ante las olas migratorias, esa otra diáspora. Hace un par de décadas el abandono constituye una nueva dinámica en la que todo el que se sienta amenazado se retrae, olvida y finalmente muestra su descontento tanto de forma individual como colectiva.

Así, la supresión del pasado constituye otra de las estrategias útiles para propiciar el ascenso al poder de algunos líderes. Más hacia Sudamérica, la sociedad chilena está a punto de taparse los ojos, pues falta muy poco para que sea elegido nuevamente un presidente que sabe cómo sacar provecho de los adjetivos y que ha sabido bajar el perfil a despojos flagrantes echando mano a la desmemoria, además de sonreír bien y esquivar cuestionamientos. El gran retroceso se ha convertido así en una pandemia que no ha dejado a ningún continente indiferente.

Las otras crisis

El manejo político de esta decisión por poner reversa no es el único problema que se aborda. La crisis espiritual del individuo moderno, escindido entre sus frustraciones y las redes sociales autoconstruidas por y para amigos que nunca disienten, se une al cambio climático y su devastación, una invasión que no repara en fronteras y que no le interesa si hay un muro o no para actuar, como dice Bruno Latour. Las causas no son únicamente políticas, por supuesto, sino que diversas y confluyentes en una época en que todo lo nocivo se hace presente y lo insostenible está a punto de explotar.

Las relaciones sociales también se han visto afectadas. Siguiendo a Eco, citado por Bauman, la Humanidad que quería ser multicultural se está enfrentando a esa “intolerancia biológica” en la que un individuo no quiere rodearse de ideas y seres distintos porque su diferencia les interpela. Y aquí salen a escena autoridades como Trump, nuevamente, que no titubea al describir despectivamente a los chinos y que con sus palabras naturaliza un comportamiento que ni siquiera gobernantes de ese Primer Mundo ejemplar, como Le Pen en Francia, evitan difundir.

El gran retroceso otros idiomas

Esta gran vuelta hacia atrás es compleja y necesita indagación de cualquiera que tenga ideas para cambiar el rumbo. A esas voluntades apelan los intelectuales que al predicar insistentemente en una reacción urgente intentan eludir, como asevera Musil en el artículo de Pankaj Mishra, “la falta de intelecto en las cuestiones del alma”, finalmente el gran valor en peligro dentro de la maraña de decisiones que constituyen esta democracia malherida.

El libro se editó en español, francés, alemán, inglés, catalán y otros idiomas del centro occidental y de otros continentes para impulsar el debate sobre el destino de sociedades multicuturales y, ante todo, la propuesta de nuevos caminos a seguir para superar el embrollo actual. Habrá que ver cuáles son las medidas que surjan gracias a estas reflexiones o si, por el contrario, todo queda en la inacción de una raza que se está dañando a sí misma con paciencia y tenacidad.

 

Die große Regression / L’Âge de la régression / La gran regressió / El gran retroceso (2017)

Varios autores

Seix Barral

ISBN: 9788432232374

Disponible en Amazon 


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