Para el filósofo de origen esloveno Slavoj Zizek, “el amor es un acto extremadamente violento” porque, sostiene, el individuo selecciona lo que ama y lo que odia. De esta manera, la afirmación “yo amo al mundo” es inválida y el amor pasa a ser una especie de “desequilibrio cósmico” hasta el punto de llegar a ser “el mal”, según argumenta Zizek.

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