Javier Delgado, alcalde del municipio boliviano de San Buenaventura, al norte de La Paz, fue castigado por sus vecinos, acusado de realizar una mala gestión, amarrado de una pierna a una trampa para animales.
La imagen del hombre atrapado por un cepo recorrió la prensa boliviana y generó una serie de cuestionamientos por tratarse de un castigo “retrógrada”. Sin embargo, este tipo de reprimendas hacen parte de los castigos “originarios” aceptados por las leyes bolivianas.
Curiosamente, el propio Delgado reconoció a el diario El Deber que es la tercera vez que se somete a un castigo de esta naturaleza, ya que en el 2015 y 2016 pasó por situaciones similares.
Habitantes de San Buenaventura promueven el referendo revocatorio contra la autoridad edil, al considerarla “mentirosa”; él se justifica y advierte que hay intereses económicos detrás del intento de sacarlo de la Alcaldía.