Las elecciones parlamentarias de este domingo en Colombia dejaron una cosa en claro: quien quiera que resulte ganador de las elecciones presidenciales de este año tendrá que tener la capacidad para llegar a acuerdos con un Congreso fragmentado en donde los partidos de derecha lograron una victoria fragmentada.
Aunque cinco partidos de derecha controlan más del 80 por ciento de los escaños, el claro ganador de los comicios fue el ex presidente Álvaro Uribe y su partido el Centro Democrático, pues además de configurarse como primera fuerza política en un escenario atomizado, su candidato en la consulta para definir el pacto presidencial obtuvo más de cuatro millones de votos que lo dejan muy bien parado de cara a la primera vuelta, donde se enfrentará al ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, ganador de la consulta de la izquierda con casi tres millones de votos, un récord para la izquierda.
Este nuevo Congreso será el encargado de implementar -o borrar con el codo- los acuerdos de paz alcanzados entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno y dada su composición mayoritariamente a la derecha 0 con “partidos del No”, Colombia podría entramparse en una reforma al pacto que, entre otras cosas, le dio diez asientos en el Parlamento a los ex miembros de ese grupo guerrillero por dos períodos.
Y es que si no es por el acuerdo, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, habría quedado muy lejos de entrar al Parlamento, pues la ciudadanía los hizo volver a la realidad en su primera contienda electoral sin fusiles: tan solo sacó 52.374 votos en el Senado y escasos 30.000 en la Cámara, un 0,34 por ciento de los votos. Esto contrasta con los 2.352.875 votos obtenidos por el derechista Centro Democrático de Álvaro Uribe, su principal detractor.
La jornada registró varios inconvenientes en los sufragios de las consultas interpartidistas, ya que en varios puntos de votación en el país se registraron escasez de los tarjetones lo que generó inconformidad entre los ciudadanos.
Pese a esto, la Registraduría decidió no ampliar el periodo de votaciones, como en un primer momento se planteó luego de los problemas en la jornada, en tanto que pidió a los electores fotocopiar los tarjetones, abriendo la posibilidad de un fraude electoral, tal como lo denunció Gustavo Petro.
La abstención volvió a superar el 50 por ciento y el resultado deja en claro que las elecciones presidenciales serán ajustadas y probablemente requieran de una segunda vuelta, ante la fragmentación del espectro político.