El contexto es conocido por todos: Pedro Pablo Kuczynski renunció porque descubrieron a uno de sus emisarios tratando de sobornar congresistas para que no lo destituyeran por corrupción. Como dice el viejo chiste: Perú no es el segundo país más corrupto del mundo porque pagó para no ser el primero. 

Ahora que PPK es historia, Perú se debate entre la continuidad de la mano de su vicepresidente Martín Vizcarra -deterrado durante el gobierno a la embajada en Canadá- o cortar por lo sano y convocar a nuevas elecciones 20 meses después de que PPK asumiera la fallida presidencia. 

Según el portal amigo Utero.pe, en el primer escenario Vizcarra podría gobernar hasta el 2021, como establece la constitución. 

Bajo esta ficción, el flamante presidente tendría que componer un gabinete que sea del agrado de las dos principales fuerzas en el Congreso: el fujimorismo y los herederos de PPK. 

Si el Congreso, donde los fujimoristas tienen mayoría, rechaza el nuevo gabinete, podría haber una reversión de lo sucedido en 1992: 

El artículo 134 de la Constitución indica que si se le niega la confianza o se censura a dos Consejos de Ministros de un mismo gobierno, el presidente en funciones tiene la facultad de cerrar el Congreso.

En setiembre del año pasado, el Legislativo botó al gabinete de Fernando Zavala, cuando el expremier planteó la cuestión  de confianza. Así las cosas, si vuelve a negarle la confianza a otro Consejo de Ministros, pues podrían cerrarlo.

Pero, como los fujimoristas saben bien lo que podría pasar, hay una trampita:

Hace unos días el Congreso modificó su propio reglamento para cuestiones de censura de gabinetes. La norma, básicamente, dice lo siguiente:

Se habla de una censura o negación de confianza “cuando hay una crisis total de gabinete”. 

Sin embargo, como la ley aprobada es una forma de salvarse del cierre del Parlamento, los congresistas presentaron una demanda de inconstitucionalidad de la norma ante el Tribunal Constitucional. 

¿Y si el TC le da la razón a los fujimoristas? Pues si censuran al primer gabinete, a Vizcarra le quedaría una chance más.

En el segundo escenario, existe la posibilidad de pensar que se van todos y hay nuevas elecciones. Algo muy similar a lo que pasó en el año 2000, cuando Fujimori renunció por Fax. No le aceptaron la renuncia y el Congreso lo vacó por incapacidad moral. Junto con él se fueron sus vicepresidentes Francisco Tudela y Ricardo Márquez, quienes renunciaron a sus cargos.

Con ello, la banda presidencial se la puso el fugaz presidente Valentín Paniagua, quien antes de eso fue electo presidente del Congreso.

¿Y cómo así se hizo un llamado a nuevas elecciones presidenciales y de congresistas?

Para eso hubo un acuerdo de las fuerzas políticas. Todos los congresistas, al darse cuenta de que estaban en un cul de sac, pusieron al país por encima de sus curules y el Parlamento acordó convocar a nuevas elecciones.

En este caso, Vizcarra no puede convocar a elecciones por sí solo, porque eso no está estipulado en la Constitución. El presidente no puede convocar a su propio reemplazo, solo el Congreso puede hacerlo pues es una manera de control político entre uno y otro poder.

Solo podría haber nuevas elecciones si hay un acuerdo entre fuerzas políticas para que Vizcarra y su segundo renuncien y el presidente del Congreso asuma y convoque a nuevas elecciones como Paniagua. Sin embargo, es muy poco probable que los fujimoristas cumplan un acuerdo y otros congresistas quieran arriesgarse a perder sus curules de no ser electos en un nuevo proceso.

¿Y el Congreso puede pedir elecciones solo para presidente?

No, eso tampoco está en la Constitución y si lo hace, Vizcarra puede denunciar al Parlamento ante organismos internacionales porque eso significaría un golpe de Estado.