Las manifestaciones en Gaza que el pasado viernes dejaron 17 palestinos muertos no son un tema para Israel. Según su ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, los soldados de su país se comportaron “según el protocolo establecido” al disparar armas de guerra contra manifestantes desarmados en la frontera con Israel.
En declaraciones a la emisora del Ejército, Lieberman se refirió a los altercados que además de los 17 asesinados dejaron 1500 heridos, 400 de ellos por impacto de bala, según versiones palestinas.
“Bajo ninguna circunstancia se abrirá una investigación”, dijo el ministro, según consigna El País. La autoridad hebrea aprovechó la oportunidad para condenar a la ONU y la UE al señalar, en no muy buen tono, que la investigación podría ir a otra parte.
“Sugeriría que la marcha de hipócritas iniciase una investigación sobre el medio millón de muertos en Siria”, dijo Lieberman.
Las muertes se dieron durante la denominada Gran Marcha de Retorno del pueblo palestino a territorios que le fueron arrebatados por Israel. Para evitar que los manifestantes se aproximaran a la frontera, el ejército hebreo usó más de 100 francotiradores y fuego de artillería, lo que fue dura e inutilmente cuestionado por la comunidad internacional.
El coordinador militar de las operaciones en los territorios, el general Yoav Mordechai, confirmó que Israel tiene en su poder los cadáveres de dos de los palestinos abatidos el viernes con fuego de artillería por acercarse a la frontera. “Israel no descansará y los residentes de Gaza no tendrán la paz hasta que los israelíes sean devueltos desde Gaza y nuestros soldados puedan ser enterrados”, aseguró el alto mando hebreo refiriéndose a los nacionales israelíes y soldados capturados por el Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas) en el territorio Mediterráneo palestino.
Según varios medios israelitas, este país tiene en su poder 24 cuerpos de palestinos que no devolverán, salvo que se acuerde un intercambio por los militares israelíes Hadar Goldin y Oron Shaul —declarados muertos tras la contienda de 2014 y cuyos cuerpos están en manos de Hamas— y por dos civiles israelíes que también entraron en Gaza y estarían en poder de la organización islamista. El secuestro de cadáveres y su posterior intercambio ha sido utilizado siempre por ambos bandos como moneda de negociación.