La carrera política del ex presidente brasileño Lula da Silva parece acabada: un juez de Paraná le dio plazo hasta las cuatro de la tarde de este viernes para entregarse y comenzar a cumplir su pena de 12 años de prisión por corrupción. Y Lula era el favorito en las encuestas para las elecciones de octubre. Y el Partido de los Trabajadores necesita volver al poder para evitar una avalancha de procesos judiciales -como los que probablemente enfrentarán Temer y los suyos de perder las elecciones.

Por eso -y aunque se diga que Lula será candidato- en el PT ya comienzan a hacerse a la idea de que habrá que buscar un reemplazo para el ex presidente.

Según diversos medios brasileños, el elegido es Fernando Haddad, ex alcalde de Sao Paulo entre 2013 y 2016. Un tipo joven, cercano a Lula y con una personalidad más bien pop y que desde hace dos meses, cuando la nube negra se comenzó a convertir en aguacero para el ex presidente, ha aparecido a su lado en su gira por el país. 

Como su apellido deja sospechar, Haddad es de origen libanés, tiene 55 años y es abogado de la Universidad de Sao Paulo, con un magister en Economía y un doctorado en filosofía de la misma universidad donde también es profesor de Ciencia Política.

Haddad entró al mundo público en el 2001 como jefe de gabinete de la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Económico del municipio de Sao Paulo. Su objetivo era encargarse del desequilibrio fiscal provocado por las deudas heredadas de la gestión anterior.

Pero su salto a las ligas mayores se dio en 2005, cuando fue nombrado ministro de Educación en el primer gobierno de Lula, un cargo que volvió a ocupar en el gobierno de Dilma Rousseff, entre 2011 y 2012.

Su cargo más importante -o al menos el que más reconocimiento le ha dado- fue a cargo de la alcaldía del municipio de Sao Paulo, entre 2012 y 2016. Durante su administración se enfocó que impulsar iniciativas para desestimular el uso de automóviles.

En 2015, The New York Times lo describió como el líder de un movimiento que desafiaba la supremacía del automóvil. En 2016, quiso ser reelegido, sin embargo, perdió contra un “novato en política”, en primera vuelta. Una encuesta de Datafolha de febrero de 2015, mostró que el 44% de los entrevistados consideraban la administración de Haddad como alcalde de mala a pésima, el 33% la consideran regular y el 20% óptimo y bueno.