Primavera 2018.

No sabía de estaciones del año ni de cambio de clima contundentes hasta que vine a vivir a Europa. Tampoco sabía muy bien cómo es que las democracias y la política funcionan y eso de que no hay que repetir los errores del pasado en lo relacionado a la historia de los países.

Hoy es 5 de abril, un día en el Perú para recordar, aunque yo recién haya tenido consciencia (lo admito) hace como 5-6 años.

Para quienes están familiarizados con el apellido de origen japonés Fujimori, deberán saber que a l@s peruan@s se nos remueve algo (para bien o para mal). El 5 de abril de 1992 fue un punto de no retorno hacía un camino oscuro para la democracia del Perú. Yo, que en aquellas épocas una de mis grandes preocupaciones era si mirar los Picapiedra o los Supercampeones, no sabía muy bien por qué ese hombre con los ojos rasgados que decían que era el presidente del país estaba ordenando cosas el día donde surge su famosa “¡disolver!”

¿Qué qué pasó ese 5 de abril?, básicamente el presidente electo, Alberto Fujimori Fujimori, AKA El Chino, decidió dar un autogolpe de Estado por el cual mandó la disolución del Congreso y la intervención del Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, y el Ministerio Público. Todo ello acompañado de intervenciones militares que impedían el ingreso a dichas instituciones públicas, así como a diversos medios de comunicación (radio, prensa y periódicos).

A partir de allí, todo va en picada: medios, magistrados, congresistas, todo comprado; privatizaciones a diestra y siniestra, el monstruo del terrorismo (obviamente alimentado por Fujimori) se encargó de demonizar a todo aquel con pensamiento de izquierda.

Pasaron 10 años, se descubre el escándalo de sobornos y la corrupción que ya era más evidente que el mezclar ron con cerveza da malos resultados y resaca segura, Fujimori huye del país (a Japón y luego tras un intento de regresar al Perú se le detiene en Chile), su mano derecha, Vladimiro Montesinos también. Tiempo después, ambos son capturados y juzgados. Hace poco tiempo, concretamente en la víspera del 25 de diciembre de 2017, el hasta hace poco presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, concede el indulto a Fujimori debido a que “…padece de una enfermedad progresiva, degenerativa e incurable y que las condiciones carcelarias significan un grave riesgo a su vida, salud e integridad”.

Si nos remontamos días antes de esta decisión: intento de moción de censura en el Congreso en contra de Pedro Pablo, debido a presuntas acusaciones de corrupción relacionadas con la empresa brasileña Odebrecht, la misma que viene sacudiendo a América Latina ya hace un tiempo. Y entonces tenemos una jugada maestra: los herededos de Alberto Fujimori: Keyko, hija y ex candidata a la presidencia del Perú dos veces y Kenji su hermano menor, congresista por Fuerza Popular (vaya nombre), han venido protagonizando una novela digna de Televisa. ELLA: la mujer autoritaria que no supera el haber perdido dos elecciones presidenciales. ÉL: aparente joven político promesa de los Fujimori, que pretende dar nuevos aires al partido. Ambos con deseos de agradar al padre. El hermano menor es más listo.

Día de la vacancia: el plan para destitutir a Kuczyncski ideado por Keiko necesita 87 votos, se cuenta con 71 congresistas de Fuerza Popular, los otros 16 votos serían de partido minoritarios. Cambio de guión a última hora, 10 congresistas de Fuerza Popular “guiados” por Kenji se abstienen en la votación, Kuczynski es salvado. Esta especie de trío político es muy extraño.

Marzo 2018, se descubre algo. Algo en contra del hijo menor. Segunda propuesta de vacancia en contra de Kuczynski (otra vez, sí). Un día antes, concretamente el 21 de marzo, este señor prefiere renunciar, niega rotundamente las acusaciones en su contra. ¿Qué pasó? ¿Dónde estaba Kenji para salvarlo o es que este se encontraba muy ocupado cuidando de su papá ahora en libertad, como hijo ejemplar? La hija resulta ser más lista esta vez: en una rueda de prensa presenta audios y videos de su hermanito intentando comprar a congresistas de Fuerza Popular, “obras por votos” para que voten en contra de la vacancia. ¿Quién ríe ahora? No sé muy bien quien ríe ahora. L@s peruan@s no mucho, o tal vez sí, nos haga falta reír como a manera de terapia.

ELLA y EL dividen al partido, EL quiere crear su propio partido, la táctica de sobornar a congresistas y que quede grabado recuerdan a los nefastos ultra conocidos “vladivideos” en donde la mano derecha de Fujimori en los 90 grababa desde el Servicio de Inteligencia Nacional en Lima a toda la gente a la que sobornaba. La técnica es conocida por la gente, ahora tenemos “kenjivideos”, así estamos señoras y señores.

Hoy 5 de abril de 2018 me encuentro en Europa, los cambios de estaciones me afectan, estoy resfriada, todo lo descrito parece un mal chiste o una sátira si lo miro desde la distancia. Más que la preocupación cuando me enteré de que el presidente electo había renunciado, me entró un poco de miedo al pensar: ya no es UN Fujimori, ahora son DOS.

 


Guadalupe Begazo, graduada en derecho, Master en migraciones, actualmente se dedica a investigar sobre grupos vulnerables, asilo y LGBTI. Le gusta mucho el arte y aprender idiomas. La puedes seguir en @guadd4