Marcia Belsky se cabreó del machismo en los carteles de las películas de Hollywood y decidió iniciar un proyecto recopilatorio en el que reúne todos los afiches en que las mujeres aparecen recortadas, como un par de tetas o piernas sin cuerpo y buen culo.
Estos afiches son una suerte de categoría en la distribución fílmica estadounidense: su formato tradicional es el de un hombre con cara cómplice/ganador/asombrado/lujurioso bajo dos largas piernas que forman una V con el vértice en la ingle donde suele perderse la mirada del tipo.
Y no. Eso no es justo, pensó Belsky. Y creó la página Headless Women of Hollywood (Las mujeres sin cabeza de Hollywood).
“El proyecto mujeres sin cabeza busca llamar la atención sobre la práctica todavía estándar de fragmentar, hacer un fetiche y deshumanizar las imágenes de las mujeres que vemos en la película, la televisión, las cubiertas de libros y la publicidad”, cuenta en su web.
Al decapitar a la mujer, o fragmentar su cuerpo en partes sexuales descontextualizadas, se convierte en un objeto indiscutiblemente pasivo de la mirada masculina.
La cuestión de su consentimiento se retira completamente junto con su cabeza, y su único propósito se convierte en ser mirado por los hombres obedientemente. Su valor es que sólo de su apelación sexual a los hombres, y no de su personalidad.
Para la creadora del proyecto, estas imágenes, usadas como un tropo publicitario durante años, enseñan a nuestras mentes a que las partes separadas y sexuales de una mujer son el equivalente al todo.
La fragmentación consistente de los cuerpos de las mujeres, con especial atención en las tetas, el culo y los labios, separa las partes del cuerpo de la mujer sexual de su totalidad. Así, como partes fragmentadas, el espectador no tiene que reconciliar moralmente a la mujer que está siendo objetivada con su humanidad completa.
La cabeza es ante todo la parte pensante del cuerpo humano, donde se encuentran nuestras motivaciones y sentimientos. Por lo tanto, estas imágenes con las que nos bombardean diariamente nos dicen persistentemente que los pensamientos, sentimientos y todo lo que implique personalidad de las mujeres no existen o no tienen interés alguno.
“Además, las características faciales son la forma en que reconocemos a otras personas. Es la cara la que nos hace individuos. Eso también se le quita, y se nos enseña que todas las mujeres deben esforzarse por un ideal que nos haga iguales e intercambiables” dice Belsky.
La presencia abrumadora de estas mujeres decapitadas en las imágenes que vemos tanto perpetúan y es sintomática de la idea general de que las mujeres existen principalmente para el placer sexual y el propósito de los hombres.