La realidad del VIH en Chile es un misterio para las autoridades, que sospechan que existen casi 100 mil personas contagiadas -de las que probablemente la mitad lo ignora-. Dentro de lo poco que hay claro es que cada año los contagios han aumentado un 96 por ciento desde el 2010.

Y es más: la enfermedad tiene una mortalidad de 2,9 por cada 100 mil habitantes, lo que es más que el doble del promedio global de 1,2 fallecidos. 

“Cuando vemos que la cifra ha ascendido a estos niveles, que se han duplicado en pocos años y sigue una tendencia a seguir subiendo, claramente no la estamos controlando”, dijo en conferencia de prensa el nuevo ministro de Salud, Emilio Santelices.

La autoridad presentó un nuevo Plan Nacional de VIH/SIDA que tendrá 10 planteamientos básicos como la concientización de que cualquier persona puede adquirir el virus e informar sobre esta enfermedad crónica.

Sin embargo, su sector, y el propio presidente Piñera cuestionaron en el pasado la promoción del condón.

Cuando prohibían el condón

Sin embargo, sus palabras chocan con un componente político de su sector pues tradicionalmente la derecha chilena se ha opuesto a la entrega de condones y a la educación sexual en los colegios, alegando que esto podría ser un incentivo.

Los resultados de estas campañas del terror ante el uso del preservativo o, como en el caso del ex candidato presidencial José Antonio Kast, que abiertamente defienden no usarlo y optar por la oración y la abstinencia, han dificultado la prevención del contagio. 

Pese a esto, el ministro insiste en que parte del nuevo plan será facilitar el acceso al testeo y asegurar su disponibilidad en los centros de salud. Además, se aumentarán los centros de salud especializados. “En la actualidad existen 36 centros especializados en VIH, pero vamos a llegar a 40 en todo el país, concentrado en zonas donde exista mayor número de personas diagnosticadas”.

La polémica del 2005

En el año 2005, Chile lanzó una campaña para promover el uso del condón y dos canales de televisión -Megavisión y el Canal 13 de la Iglesia Católica- se negaron a emitirla. 

El canal de la iglesia prefirió hacer la suya propia, donde entre otras cosas recomendan hacerse la prueba del sida, provocando ácidos comentarios del entonces ministro de Salud, Pedro García, porque esto no ayuda frente a las conductas de riesgo previas. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal dedicó su declaración ¿Qué sociedad queremos? a la campaña.

Según los curas, recomendar métodos preventivos que implican una actitud “permisiva” de las relaciones sexuales, “separando la sexualidad de su dimensión procreativa” y atentando “contra la libertad” al dejar al preservativo como única solución.

Alejandro Goic, por entonces presidente de ese comité, dijo entonces que la “sexualidad desenfrenada le hace mal a la sociedad” y que “sería otra cosa” si los 1,2 millones de euros que cuesta la campaña se gastaran en potenciar la familia, el amor y la fidelidad”. 

A él se sumó el entonces cardenal arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, quien aseguró que la promoción del condón podía provocar un aumento de los hijos de madres adolescentes y de enfermos de sida, al repercutir en un aumento de las relaciones sexuales porque las personas creen estar protegidas.

 

Piñera se burló de la “oda al condón”

Cuando dicha campaña apareció en circulación, faltaban dos meses para las elecciones presidenciales donde Michelle Bachelet ganó su primera presidencia. El por entonces candidato presidencial, Sebastián Piñera, se sumó a las críticas a la campaña nacional de prevención del sida, a la que cuestionó por enfocarse únicamente en el uso del preservativo.

Fiel a su estilo con un pie en dos casas, dijo que estaba a favor del uso del condón pero criticó la campaña diciendo que “no puede ser que la campaña parezca una verdadera oda al condón”.

Respecto del lenguaje de los afiches que por entonces decían “Frente al sexo y al sida yo tengo una postura: usar condón”, el empresario dijo que aunque había que usar lenguaje joven, la campaña era ordinaria.

“Hay que hablar en su lenguaje, para que les llegue, pero no pueden caer en la ordinariez o en la vulgaridad”. El empresario criticó que la campaña no apelase a los “valores” ni otros métodos para protegerse del la enfermedad.