Semanas atrás, en España no se habló de otra cosa que el asesinato de Gabriel Cruz, un niño de ocho años que desapareció el 27 de febrero y cuyo cuerpo fue encontrado en el maletero del auto de su madrastra, Ana Julia Quezada.
Al ser detenida, la mujer confesó el crimen y ahora quiere que se conozca su versión del hecho. Para esto escribió una carta a una periodista para que la leyera en su programa de televisión.
En dos hojas, Quezada cuenta su versión de lo que pasó aquel 27 de febrero y los 12 días siguientes hasta que apareció el cuerpo. En la carta, escrita a mano, cuenta por qué mantuvo la farsa de la desaparición hasta que encontraron el cuerpo del hijo de su pareja en el maletero de su auto.
Según su versión Quezada, todo fue un accidente que decidió ocultar por miedo: “Fue un accidente y siempre lo diré porque es la verdad. Me asusté mucho y el miedo te bloquea y eso me pasó a mí”. Así explica que no se atrevió a contar lo sucedido: “No fui lo suficiente fuerte para decirle mi pareja ni a nadie lo que habia pasado y poco a poco me fui metiendo en una bola cada vez más grande“.
Perdón
En la carta, escrita desde la cárcel donde se encuentra Ana Julia, pide perdón a los padres del pequeño Gabriel: “Ante todo pedir perdón a toda la familia de Gabriel y a todas las personas que he hecho daño”.
No puedo hablar mucho por el secreto de sumario. Estoy impactada de saber todas las mentiras que se han dicho de mí“.
“Sé que no tengo excusa por el accidente. Quité a la persona que amo lo más grande que uno puede tener: un hijo. Ángel, Patricia, a todos, perdón. Tengo una hija y le he hecho mucho daño. Espero que ella, algún día, me pueda perdonar“.
“Tambien creo que cometas el delito que cometas nos tienen que tratar como personas. Sé que pasaré el resto de mi vida aquí, pero eso es en lo que menos pienso. Tengo mucho que contar y en cuanto pueda, lo contaré“.
“Impresionante las imágenes que he visto hoy. Subo del patio y como siempre pongo las noticias y sale que un juez tiene nuevas noticias sobre la muerte de Gabriel”.
“Donde cogen una muñeca de plástico negra, la ponen en una plaza y la queman como si me quemaran a mi. Lo mío con Gabriel, lo dije y siempre lo diré, fue un accidente. No soy más monstruo que esas personas y lo hice por un accidente. Ellos lo hacían queriendo. Ellos son más monstruos que yo”.
“Al ecribir esta carta me tiemblan las manos. Cuando hay gente de color blanco que cometen estos crímenes nunca he visto estas barbaridades. Eso se llama racismo y xenofobia. Soy negra, cometí un delito sin querer”.
“Estoy con antidepresivos y pastillas para poder comer y dormir. ¿Que no hay racismo en España? Lo pongo en duda”.
“A mí me han tratado muy mal ciertas personas en el calabozo y en más sitios. Por eso cuando llegué a prisión me pareció el cielo. Menos mal que aquí en prisión me siento bien y me tratan como es debido porque son profesionales”.
“Los medios incluso fueron a ver a mi familia a la República Dominicana y mi pobre madre sufre del corazon. Os seguiré escribiendo cuando pueda”.