El debate por la legalización del aborto en Argentina comenzó esta semana en el Congreso con la intervención de unos 700 oradores a favor y en contra de la medida, entre ellos la dirigente social Lorena Fernández, de la Villa 31 de Buenos Aires, quien cuestionó la interrupción del embarazo con un crudo testimonio. 

Según reporta el diario Clarín, Fernández aseguró que estaba cansada de que se hablara del aborto como una necesidad de los pobres. 

“Estoy cansada de que se cuelguen de nosotros, los ‘pobres’, como nos dicen, ‘pobres’, los humildes”, arrancó. “Nosotros somos personas que vivimos en una villa y todas pensamos que el aborto es matar”, sentenció en una generalización difícil de comprobar pero dudosa. 

Todas tenemos más de un hijo, yo tengo cuatro. Tengo una hija de 13 años, me casé con el padre de ella, me pidió que la abortara, le dije ‘bueno, yo aborto, dame el dinero y voy a una clínica’. Fui y le dije a la doctora ‘yo no quiero matar un hijo, ya me hicieron abortar a los 16 años mis padres’, y decidí irme”, relató.

“Vine acá desde Río Gallegos con una mano atrás y otra adelante, solo con el dinero que tenía en el bolsillo, y hoy mi hija tiene 13 años, y agradezco a Dios que pensé en el hijo que estaba, no pensé en mi pareja, en mi esposo, pensé en que iba a matar una vida, como el hijo que me hicieron matar a los 16 años mis padres, que todavía recuerdo, a pesar de que pasaron muchos años lo recuerdo, y no quería matar de nuevo”, argumentó.

“Mis hijos son mis hijos, mi cuerpo es mi cuerpo, ok, decidan, pero también hay métodos para cuidarnos todas las mujeres. Si tuviste una relación anoche porque te fuiste de joda y fue el primero que te bajó el calzón, agarrá y tomate la pastillita del día después. No esperes un mes, que ‘uy, la regla no me bajó’ y después pensás: ‘Ok, aborto’. De eso no te recuperás. La mujer lo siente”, siguió.

Sin embargo, lo más polémico de su intervención se dio cuando habló de la responsabilidad de los adolescentes y, especialmente, de la falta de compromiso de los hombres. 

Hoy en día, las chicas de 13 y 14 años no piensan con la cabeza, sino con la bombacha. Los hombres dicen ‘yo te quiero, dame la pruebita del amor’. Van a un hotel, le bajan el calzón a la pendeja, le dejan un hijo y nadie se hace cargo“, describió.

“Y lo primero que dicen los padres es ‘andate de la casa’. Y las chicas de la villa se van de su casa, 14, 15 años, con un hijo en brazos, pero no deciden abortar, deciden seguir adelante”, ejemplificó, como si el esfuerzo y el dolor fueran un valor.

“A mis amigas que tienen 5, 6 hijos les pregunto ‘¿qué opinan del aborto”, y me dicen ‘son unas trolas las que abortan, porque se fueron a garchar, no pensaron, se chuparon todo, no pensaron en el hijo que iba a venir por un momento de calentura'”, añadió.

Hombres de mierda

Además, cuestionó el rol de los hombres y la falta de participación en el debate. “Acá están hablando solo las mujeres, los hombres allá, ¿pero las mujeres solo tenemos la culpa? ¿Por qué no hay educación sexual para los hombres? ¿Nosotras autoengendramos? ¿Nosotras solas nos ponemos el esperma? ¿Alguna de ustedes le preguntó a su pareja si quería abortar?“.

“Los perros cuidan más a sus hijos que los seres humanos. ¿Por qué hay que matar a un inocente si yo fui y abrí las piernas?“, objetó.

La dirigente social también fue polémica al opinar que “se están legalizando más violaciones” si se aprueba la despenalización del aborto.

“El hombre y la mujer tienen que decidir, si fuera una violación bueno, pero están legalizando más violaciones, porque va a ser un anticonceptivo más“, consideró.

“Tengo amigas que murieron en el intento de abortar, incluso en clínicas especializadas para eso. Para mí es una cagada. Y yo creo que nadie, de afuera y de adentro de la villa, nos tiene que decir que abortemos porque ahora va a ser legal. Quiero que vayan a la villa y les pregunten a las mujeres si están de acuerdo con el aborto, no que les laven la cabeza, que les pregunten, y vamos a ver cuántas están a favor”, advirtió.

“Yo estoy en contra del aborto, hay que dar vida, no muerte”, concluyó.