Dentro de los reportes habituales de la policía colombiana apareció este fin de semana el nombre de Carlos Enrique Areiza, asesinado a bala por dos hombres en moto en el municipio de Bello, cerca de Medellín.

El hombre tenía antecedentes penales por falso testimonio en un caso que involucra al ex presidente Álvaro Uribe Velez y por el que la Corte Suprema ordenó compulsar copias para su investigación.

Una trama de larga data y mezclada con paramilitarismo y política resume su vida. El hombre figuraba dentro de la investigación que la justicia sigue en contra del ex gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos Botero.

Pero lo más importante: el muerto fue uno de los testigos de una disputa entre Uribe Velez y el senador Iván Cepeda.

Dentro de las investigaciones por paramilitarismo que enfrenta el ex presidente, su defensa acusó a Cepeda de comprar falsos testimonios contra el ex presidente, por lo que se abrió una investigación en su contra que -oh sorpresa- al final de cuentas terminó desestimada y con giro rotundo: el que habría levantado falsos testigos no es nada menos que el propio Uribe.

Según relata la revista Semana, Areiza entregó información en dos indagaciones de la Corte Suprema por paramilitarismo, por lo que se había ordenado su protección y la investigación del fiscal que lo condenó por falso testimonio al acusar a Uribe.

Según declaró Areiza a la corte en dos diligencias -la del 16 de marzo del 2016 y luego en enero del 2018- aceptó cargos por falso testimonio ya que era víctima de amenazas.

En la reconstrucción del caso Areiza que hace la corte, explica que en el 2015 se hizo público para los medios de comunicación que Carlos Areiza envió a la corte una carta denunciando presiones de Iván Cepeda y un supuesto ofrecimiento suyo de 100 millones de pesos para que declarara en contra de los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez, José Obdulio Gaviria y Ramos Botero.

La carta no tenía fecha y supuestamente en ella Areiza contaba que después de servir como mediador para su entrega, Cepeda lo presionó para que contara los pecados de la familia Uribe Vélez y sus colaboradores. Ante sus negativas, el senador le pidió que recordara y lo pusiera en conocimiento de la corte.

Esta carta, según indagaciones de la Corte, era falsa y habría sido levantada tras pedirle que firmara hojas en blanco. Además, fue remitida desde fuera de la cárcel pese a encontrarse en prisión. 

Al ser interrogado por la corte, Areiza dijo en el 2016 que sentía temor de declarar porque venía siendo objeto de amenazas en la cárcel a raíz de su declaración en contra Ramos.

También negó que Cepeda le hubiera hecho ofrecimientos o que, en 2011, el día de su entrega, le hubiera indagado por los Uribe Vélez. Según la versión del testigo, Cepeda se limitó únicamente a decirle que si tenía denuncias que hacer, él las canalizaba.