Los estudiantes chilenos marchan este jueves en su primera demostración de fuerza ante el nuevo/viejo gobierno de Sebastián Piñera que aunque en campaña aseguró que no revertirá las tibias reformas de Michelle Bachelet para ampliar la cobertura gratuita de la educación, ya retiró del Parlamento un proyecto de ley en ese sentido.

La marcha parece un deja vu de lo que sucedió a partir del 2011, cuando el movimiento estudiantil logró tomar la agenda política del país instalando la necesidad de debatir el acceso a la educación superior de calidad y de forma gratuita, desnudando los mitos del modelo chileno y la fábula del “Jaguar de Latinoamérica”.

Siete años después, Sebastián Piñera tendrá que maniobrar para evitar que la calle  vuelva a arrebatarle la hegemonía en el discurso, sin embargo es previsible que el presidente no se conduzca en función a las demandas de los estudiantes por una educación universal gratuita: en el pasado declaró su visión de la educación como un bien de consumo y varios de sus allegados tienen intereses económicos.

Esto choca de frente con la convocatoria de los estudiantes, que invitaron a todos los que crean “en una educación fuera del mercado y sin fines de lucro”.  

Esto porque las reformas de Bachelet fueron limitadas y en buena parte, la educación sigue siendo uno de los negocios más lucrativos del país.

“Un firme convencido de que el movimiento estudiantil ha sido uno de los movimientos sociales que hace girar y andar las ruedas de la historia de este país”, aseguró en un video el diputado Gabriel Boric, antiguo dirigente estudiantil. 

Interpelando además al ejecutivo: “Ante un gobierno de derecha que está haciendo empeño por cuestionar los logros que socialmente alcanzamos con nuestras movilizaciones, es donde más organización necesitamos”.