A pocas horas del inicio del gobierno de Sebastián Piñera, el 11 de marzo pasado, uno de sus ministros dijo que si algo había claro era que en este gobierno no había nepotismo alguno a pesar de que los hijos de ministros y autoridades estuviesen en las planillas oficiales.
Esta semana, esa defensa de la “pulcritud” nepotista se hará muchísimo más difícil de emplear: el presidente Piñera nombró a su hermano Pablo Piñera como embajador de Chile en Argentina.
Al conocerse la noticia -primero en el periódico Clarín de Argentina que en Chile- la oposición salió a encarar al empresario. El senador y ex presidenciable Alejandro Guillier dijo que “el discurso de la derecha contra el nepotismo es una farsa”, mientras que el diputado Marcelo Díaz sostuvo que “esto raya en el nepotismo absoluto”.
El escudero de Piñera y Piñera en esta pasada fue el canciller chileno, Roberto Ampuero, quien defendió el nombramiento como algo técnico.
“No, yo creo que hay que separar bien las cosas. Aquí lo central es el carácter técnico de la persona que ha sido nombrada embajador en Argentina”, sostuvo el canciller.
El canciller aseguró que la señal que se quiere enviar al gobierno del Presidente Mauricio Macri con el gesto es de fraternidad. “Fue de beneplácito inmediato porque entendieron el mensaje y señal del Presidente Sebastián Piñera: ‘Aquí envío a alguien que es extremadamente cercano a mí’. Nuestras conexiones son directas con Argentina”, explicó el secretario de Estado.