En Chile se viralizó un relato en el que una mujer, Carolina, que denunciaba haber compartido un insufrible matrimonio donde Luis Jara se robó el show en una onda metiche y centro de mesa. El relato, divertido y en un punto inverosímil, dejaba la sensación de que el cantante y animador era la última persona que querías invitar a tu matrimonio.
Se estacionó en la puerta y bailó hasta con la abuela del novio, decía Carolina apenada por sus amigos.
La historia fue publicada por la página TintAmarilla con varias fotos de la “fiesta” donde Jara aparece desde comulgando hasta bailando desabrochado con la novia.
De ahí la tomaron como cierta en unos diez medios chilenos serios que sin comprobar el cuento le dieron no más y publicaron el relato así tal cual.
Mentira. Falso. Fakenews o el periodismo mágico que se inventa. Un experimento social según la página que lo publicó, desde donde lamentaron el revuelo y apelaron a la inteligencia del lector para determinar que se trataba de un relato ficticio.