Desde la convocatoria anticipada a elecciones presidenciales de comienzos de este año en Venezuela, pocos dudan que el presidente Nicolás Maduro logre la reelección al competir con unas normas creadas por él y para él.

Sin embargo, la crisis económica y social que atraviesa el país ha hecho que muchos comiencen a ver como factible la posibilidad de votar por Henri Falcón, a quien hasta hace poco consideraban un aliado del chavismo que hacía las veces de esparring para validar la victoria de Maduro. 

La oposición agrupada en la Mesa de Unidad Democrática y en el Frente Amplio (curioso nombre para un partido de derecha) han asegurado desde la convocatoria a elecciones que no pensaba participar y ha llamado a la abstención para evitar validar unas elecciones que tienen más cara de teatro. Sin embargo, su postura es cada vez más difícil de sostener en un país que se desmorona y que podría tener la salida a la crisis en un proceso electoral.

Por eso, varios diputados de la depuesta Asamblea Nacional han manifestado su apoyo público a Falcón, quien ha tratado de posicionarse como el presidente de la transición. 

La idea de perder una nueva oportunidad para despedir a Maduro ha alimentado la campaña de Falcón, quien no para de decir que tiene encuestas en donde sale ganador, en algunas supera a maduro por hasta 10 puntos porcentuales. Sin embargo, en esta elección todo dependerá de la participación de los venezolanos. 

Maduro sabe que tiene un voto duro -condicionado de distintas formas- cercano a los seis millones. La oposición agrupada en la MUD y el FA cuenta con una cifra similar. En el medio una masa pendular de otros seis millones de votos definirá el destino de Venezuela si acude en masa a las urnas.

Desde la campaña de Falcón saben que la única forma de frenar un posible fraude electoral es con alta participación y apoderados en cada mesa electoral. El desprestigio del sistema electoral venezolano y el boicot internacional a estas elecciones han hecho que la participación internacional esté en duda, lo que sin duda solo beneficiaría a Maduro. 

Además, la diaspora Venezolana -que actualmente supera los dos millones de personas- solo podrá participar con 111.000 votos, según lo dictado desde el Consejo Nacional Electoral. 

¿Y si gana?

A pesar de tenerlo todo cuesta arriba, ¿qué pasaría si Falcón gana?

En un acto de campaña, Maduro dijo esta semana que si llegase un gobierno que pretende entregar las riquezas de Venezuela a Estados Unidos, él sería el primero en tomar un fusil y llamar a la lucha armada.

Pueden ser brabuconadas de campaña pero aun así es cierto que su gobierno descansa en los hombros del ejército. Allí reside el principal obstáculo para una transición pacífica pues en el gobierno venezolano -y en sus fuerzas armadas- existe el temor a la justicia una vez desmontado el aparato chavista. 

Sectores del ejército han sido acusados de colaborar con el denominado Cartel de los Soles para traficar cocaína a Estados Unidos, por lo que una extradición no estaría descartada en el caso de encontrarse con un nuevo aparato judicial.

Sin embargo, uno de los principales temores condicionando la posible transición es el de los Colectivos Chavistas, armados y leales al gobierno, podrían buscar una desestabilización violenta para justificar la intervención del ejércitio leal a la revolución bolivariana. 

De lograr instalarse en el poder, Falcón tendría la ventaja de la cooperación internacional y ya ha dicho que dolarizará la economía y los salarios, estableciendo un sueldo mínimo de 75 dólares. Aunque baja, la cifra es muy superior al monto actual en unos bolívares que cada día valen menos. 

Las encuestas, por ahora, son cualquier cosa: a comienzos de abril Datanálisis, ubicaba a Falcón punteando con 41,4%, contra 34,3% de Nicolás Maduro; Consultores 30-11 mostraba a Maduro a la cabeza con 34,7%, mientras Falcón tiene 18,5%; e Hinterlate sitúa al actual presidente con 60%, seguido de Falcón con 18% y en franco ascenso al evangélico Javier Bertucci (14%).

Protestas

Lo único claro para las elecciones del 20 de mayo es lo que sucederá el 21: el Frente Amplio Venezuela Libre está convocando a una jornada de protestas como las que ha vivido el país en 2014 y 2017 y que en ambos casos se saldaron con varios muertos. 

La idea del frente opositor es acompañar la presión externa sobre lo que ya dan por sentado como el Fraude de Maduro, para emular una situación vivida en 1958. 

“Con el fraude del 20 de Mayo Maduro está sellando su salida del poder. El mundo ejercerá presión externa y nos toca a los venezolanos, como lo hicimos en 1958, presionar internamente, tomando las calles sin descanso de forma pacífica. El fraude del 20 de mayo debilitará al gobierno y fortalecerá la lucha del pueblo venezolano”, señalan en un comunicado. 

Además, aseguran que ni Falcón ni Bertucci representan a la oposición -algo ilógico si cualquiera puede hacerlo-  reiterando su llamado a la abstención. “Solo un grupo reducido de dirigentes han decidido ponerse de espaldas al país y hacerle el juego a Maduro participando en su fraude”.