El fantasma del “castrochavismo” ha sido el argumento de la derecha colombiana para la campaña presidencial con miras a la elección del 27 de mayo, hasta el punto en que se ha convertido desde el Centro Democrático en una gesta contra Venezuela.

Parte de esto son dos vallas publicitarias instaladas en Bucaramanga en donde Iván Duque y su candidata a la vicepresidencia, Marta Lucía Ramírez aparecen acompañados del mensaje  “No quiero vivir como venezolano”.

Las vallas están ubicadas en una autopista al sur de la ciudad, en una de las zonas más pobres de Bucaramanga y generaron el rechazo de miles de personas que consideran el mensaje como xenófobo y racista.

Aunque el partido de Duque, comandado por Álvaro Uribe condenó la valla que ellos mismos pusieron, diciendo que rechazan “el mensaje xenófobo que promueve”, aseguran que no las pagaron ellos. En medio del escándalo que generó la campaña racista, tuvieron que sacar un comunicado de prensa apurado en donde dicen: “Como campaña respetamos a nuestros hermanos venezolanos y su difícil situación. Iván Duque y su campaña han sido enfáticos en la necesidad de buscar soluciones para apoyar a nuestros hermanos venezolanos”.

Eso sí, aprovecharon para decir que su rechazo es “a gobiernos demagógicos y populistas que promueven la lucha de clases y violan constantemente los Derechos Humanos y la democracia” más no a sus ciudadanos.