Hay que hacer un mea culpa.

El Instituto Nacional es machista.

Es machista porque se autodenomina el primer foco de luz de la Nación y la única forma que una mujer vea algo de esa luz es en calidad apoderada, profesora o funcionaria, o como mucho, participando de algún taller extra programático.

Es machista porque los profesores replican en sus enseñanzas conceptos que, a lo menos, son obscenos. “Ustedes tienen que llegar a ser gerentes y tener secretarias con el choro bien jugoso”, “sus mujeres tienen que ser una rubia de ojos azules, no una india”, “Corre como hombre”.

Es machista porque hay autoridades que validan estos comportamientos. La recreación de “La manada”, o el polerón del cuarto L no es ni la punta del iceberg. Recordemos que éste debió pasar por la aprobación de Inspectoría ya que lleva la insignia del colegio y pasa a ser de carácter institucional. Si una autoridad del colegio lo visó es el reflejo del nulo interés por detener el machismo y su plena aceptación.

Cómo institutano y ex alumno, hay que hacer un mea culpa, pues yo también validé esos comportamientos estando en el colegio e incluso mucho tiempo después de haber salido. Rodeado solamente de hombres durante 6 años y con profesores que nos motivaban de esa manera, ¿Cómo se va a pensar algo distinto?, ¿Cabía la idea de ver a la mujer como una igual si ella no podía acceder a la misma educación que uno estaba recibiendo?

Para acabar este machismo existe una sola medida que importa. Que, tras 205 años de historia y tradición, el instituto nacional sea mixto. Solo trabajando a la par y como iguales podremos decir que es el primer foco de luz de la Nación.

Hay quienes se niegan a este paso hablando de la misma tradición e historia, o incluso hablan de las niñas como una distracción. La tradición la construimos nosotros y podemos trabajar por una tradición de inclusión y de acortar las brechas. La historia la hacemos nosotros y podemos dejar escrito uno de los hitos más grande en la historia del país, ese día en que niños y niñas se educaron en la cuna de la república por igual.

Distracción es seguir mirando al pasado y no ser capaz de ver el presente para trabajar en un gran futuro.

Fray Camilo Henríquez hace más de 200 años dijo: “El gran fin del Instituto es dar a la Patria ciudadanos que la defiendan, la dirijan, la hagan florecer y le den honor”.

Bajo esa consigna el Instituto Nacional ha forjado a algunos de los más grandes hombres del país, pero se nos olvidó que ciudadanos somos todos, sin distinción de raza, religión, condición económica, orientación sexual o género.

Trabajemos por una sociedad más democrática y sin brechas, trabajemos por una educación a la que todos podamos acceder por igual.

Trabajemos por esto, porque recuerda, institutano, el trabajo todo lo vence.

José Opazo
Negrotts
Generación 2011

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