La primera vuelta presidencial colombiana dejó un país dividido y con un eje político claro: el respaldo o rechazo a los acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc marcará la segunda vuelta del próximo 17 de junio entre Iván Duque y Gustavo Petro.
Según todas las encuestas, Duque lo tendría relativamente fácil para vencer a Petro, sin embargo, las próximas tres semanas serán fundamentales para determinar las posibles alianzas y los ejes políticos que podrán determinar el voto.
Aunque Iván Duque, un actor relativamente nuevo en la política y hasta hace meses desconocido por buena parte de los colombianos, ganó con comodidad la elección con un 39 por ciento y 7,5 millones de votos, tendrá que superar el techo del antiuribismo, pues si bien el expresidente Álvaro Uribe logró transmitirle su caudal político, ese apoyo viene con un rechazo de similar tamaño, por lo que el principal desafío de Duque será tratar de marcar una diferencia con Uribe que le permita hacer una especie de filtro para recibir la adhesión y retener el rechazo.
Es importante resaltar que aunque Duque ganó con una ventaja holgada, un 60 % de los colombianos se inclinó por otra opción. Por esto, su desafío será incorporar nuevos actores a su campaña, dejando de lado -incluso escondido- al ex presidente Uribe.
En los papeles, la diferencia de 2,7 millones de votos entre Duque y Petro puede ser engañosa. Si bien es una brecha grande, el tercer lugar de Sergio Fajardo marcará un botín político de 4,5 millones de votos que en teoría se iría hacia la opción de Petro, por lo que la disputa será cerrada.
En términos de discurso, la construcción de la imagen de Duque -más allá de la mano de Uribe- se ha basado en la oposición al acuerdo de paz y en posicionarse al extremo derecho, lo que le podría dificultar el acercamiento hacia el centro que representa Fajardo. Duque sumó en base a la radicalización y a la estigmatización de los otros como figuras de la guerrilla.
Algo contrario podría suceder a Gustavo Petro: la cercanía de discurso con Fajardo y la suma por descontado de los sectores de izquierda, le permite acercarse al centro. La gran duda es si podrá hacerlo en tres semanas, sobretodo si se toma en cuenta que tiene que remontar una imagen de radical construida -desde su sector y desde la orilla de enfrente- durante años.
Uno de los principales perdedores en la elección es sin duda el presidente Juan Manuel Santos: los dos miembros de su gobierno, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle, tuvieron votaciones menores y el mandatario como figura fue más un salvavidas de plomo que una ayuda, por lo que su apoyo en la segunda vuelta será el abrazo indeseado.
Y ese es un trabajo para Petro: después del quiebre entre Uribe y Santos, la figura del presidente se asocia con más facilidad a Petro por su defensa de los acuerdos de paz. El desafío para el izquierdista es desmarcarse del presidente sin atacar los acuerdos.