Pactar con el Fondo Monetario Internacional es sinónimo de apretarse el cinturón. De eso bien saben los países que, agobiados por crisis financieras, tocan la puerta de la entidad y salen con un préstamo atado a una serie de reducciones en los programas sociales que a la larga terminan siendo más difíciles de digerir que la misma crisis.

Hoy es el caso de Argentina: el acuerdo firmado por el presidente Mauricio Macri con la entidad a cambio de 50.000 millones de dólares tiene una cara dolorosa. 

A las medidas de ajuste fiscal prometidas por Macri desde su llegada a la Casa Rosada, se suman ahora las duras condiciones del préstamo que, según informó el Ministerio de Hacienda apuntan a una transformación profunda en el gasto del Estado. 

– Los rubros que experimentarán más recortes son los subsidios a la energía y al transporte, salarios del Estado, transferencias a las provincias e inversiones en obras públicas del Estado

– el rubro que presenta más ajuste para el año próximo respecto a este es la baja del gasto en subsidios: casi medio punto del PBI. El aumento del precio del dólar y del de petróleo barril hacen prever que el horizonte de ajustes para las tarifas continúe.

-El gasto en jubilaciones y otros gastos sociales no sólo es el único que aumentará en términos reales, sino que el que el oficialismo prevé hacer subir hasta 2020.

El acuerdo

“Lo que hemos logrado con el apoyo de la comunidad internacional es evitar una crisis y poder continuar con el proceso de crecimiento”, aseguró en una conferencia de prensa en Buenos Aires el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, después de que el FMI anunciara en Washington el cierre del acuerdo.

Los fondos estarán disponibles desde el 20 de junio y se prevé que en forma inmediata se concrete el primer desembolso, por unos 15.000 millones de dólares que se aplicarán a reforzar las partidas presupuestarias y las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

El Gobierno de Macri había pedido negociar un acuerdo con el FMI el pasado 8 de mayo, en medio de fuertes turbulencias financieras que hicieron que el peso argentino se depreciara casi un 25 % en relación al dólar en el último mes.

Según el Gobierno, el plan económico que se aplicará durante los 36 meses de vigencia del acuerdo es “consistente y sostenible económica, social y políticamente” y buscará una “convergencia más rápida” al equilibrio fiscal y reducir la inflación.

El programa establece duras metas fiscales: un déficit primario del 2,7 % del PBI este año y del 1,3 % en 2019, equilibrio primario en 2020, para pasar a un superávit de 0,5 % en 2021.

Ello supondrá que en el período 2018-2021 Argentina deberá reducir su déficit en 19.300 millones de dólares, un ajuste que Dujovne no precisó cómo se concretará.

Sí destacó que el acuerdo contiene por primera vez en la historia en un programa con el FMI una salvaguarda que permite incrementar el gasto social si el Gobierno argentino lo considerara necesario.

El plan también incluye metas de inflación, con las cuales se guiará el Banco Central dentro de un régimen de tipo de cambio flotante: 17 % para 2019, 13 % para 2020 y 9 % para 2021.

Argentina deberá devolver cada uno de los desembolsos de este préstamo en ocho cuotas trimestrales, con tres años de gracia y con tasas de interés variables -que van del 1,96 % al 4,96 %-.

Además del pacto con el FMI, Argentina anunció también que acordó con otros organismos multilaterales financiación adicional por 5.650 millones de dólares.

Los fondos serán aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (2.500 millones), el Banco Mundial (1.700 millones y CAF-Banco de Desarrollo de América Latina (1.400 millones) y serán desembolsados durante los próximos 12 meses.

La devaluación y la subida de los tipos de interés movieron a los consultores privados a revisar a la baja las proyecciones de crecimiento de la economía argentina para este año, llevándola de un promedio del 2,5 % a un 1,3 %, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado difundido por el Banco Central.

Según ese mismo sondeo de expectativas entre consultores privados, la previsión de inflación para 2018 pasó de un 22 % en abril a un 27,1 % en mayo, como consecuencia de las turbulencias registradas en el último mes.