Mientras una parte de España celebra la llegada de Pedro Sánchez y el Partido Socialista (cueck!) al poder, hay muchos que aún se encuentran escandalizados por sus breves gestos hacia los sectores más desfavorecidos de la sociedad, como los inmigrantes. 

La gente de El Diario, en especial su periodista dedicado al tema migrante Moha Gerehou, se dieron a la tarea de elaborar una lista de los clásicos prejuicios racistas hacia los inmigrantes y cómo se los puede rebatir sin gran esfuerzo, después de todo no son muy elaborados.

-Si tanto te gustan los inmigrantes, acógelos en tu casa

Al igual que si quieres tener una buena sanidad, la solución no pasa por construir un hospital en casa si no por pedir unos buenos servicios públicos de sanidad. Acoger en casa a un inmigrantes es una solución que no arregla un problema estructural: las políticas migratorias racistas que no cumplen con los derechos fundamentales más básicos.

– Si se deja entrara a los inmigrantes habrá un efecto llamada

Si muchas personas salen de sus países no es por ese supuesto efecto llamada si no por prosperar lejos de situaciones de pobreza y exclusión con origen en el colonialismo. Por ejemplo, se dice que se ayuda mucho a Africa pero la realidad es bien distinta como demostró el Banco Mundial por los 100 mil millones de euros que llegan al continente salen 144 mil millones a través de impuestos evadidos o beneficios de compañías extranjeras.

– Los extranjeros utilizan unos servicios públicos que no pagan

Existe la creencia de que los servicios públicos como la sanidad se pagan cotizando a la seguridad social, pero lo cierto es que desde 1999 se decidió que se pagarían con el IVA o el Impuesto a la Renta. Es decir, incluso cuando compras una barra de pan ya estás contribuyendo a financiar los servicios públicos, y lo que es peor, medidas como el decreto de exclusión sanitaria apartan de este servicio a las personas inmigrantes que han pagado por ello.

– Los inmigrantes nos quitan el empleo

Acceder a un empleo cuando eres inmigrante o lo pareces no es sencillo por algunos motivos, como la ley de extranjería y su bucle de “sin papeles no hay trabajo y sin trabajo no hay papeles”, o el racismo de las entrevistas. una vez superados esos obstáculos, lo que debería decantar la balanza son las capacidades y las actitues para realizar un trabajo y no el color de piel.

– Cuando los extranjeros llegan, les dan todas las ayudas

Partimos de la base de que las ayudas se dan por las circunstancias económicas y sociales de las personas y no por la nacionalidad, pero si hilamos más fino, ser inmigrante o estar en situación irregular en ocasiones limita el acceso, obligando a muchas personas a recurrir a ONGs para cubrir necesidades básicas. Ser extranjero no favorece para obtener ayudas y en muchas ocasiones perjudica.