Descubrí a Janelle Monáe debido a la ciencia ficción negra. La autoproclamada androide -su alter ego es Cindy Maywather- presentaba el 2007 su EP Metropolis: Suite como una novela futurista en una sociedad distópica donde, debido a un ‘crush’ con un humano, su destino era ser desensamblada.

La historia transcurre así hasta su primer disco de estudio, The ArchAndroid (2011), donde gracias a una epopeya de 70 minutos y 18 pistas su trabajo es alabado por la crítica, y aunque Monáe se mantenía en el ámbito de culto, el disco profetizaba su apertura hacia lo “mainstream”.

Es así que Cindy Maywather se convertiría en una heroína mesiánica que se escapa al control para luego patear tableros en la escena musical mundial y llegar a The Electric Lady (2013), que tuvo un mayor éxito en ventas que sus trabajos anteriores.

En Dirty Computer (2013) Monáe continúa su obra conceptual, que desde su primer trabajo conforma un diálogo con sus raíces musicales a través del mejor funk, R&B, rap, folk británico, disco y psych rock de la música negra de los últimos 50 años.

En su nuevo trabajo, la cantante de Atlanta combina la metáfora futurista con la creatividad de sus canciones para convertirlas en un alegato directo de poder de la mujer negra y la reivindicación de la sexualidad a través de la ruptura del binarismo. El sencillo “Make Me Feel” es la introducción perfecta a Dirty Computer ya que muestra toda la atmósfera “Prince-ana” que envuelve la obra.

Hay que decirlo: Prince murió antes de terminar la producción de este trabajo que hasta ahora se posiciona como el mejor tributo realizado por cualquier artista desde la temprana partida del genio de Paisley Park.

Pero además de este sentido homenaje a su mentor, la cantante conforma 18 sólidas canciones llenas de mensajes musicales y letrísticos ocultos. El clímax llega con “Django Jane”, “Screwed” y “Pink”, no sólo por la potencia de Monáe en su rap melódico sino también por su dominio del R&B y el pop; es imposible negar el talento y el ritmo que posee. Por otra parte, “Crazy. Classic. Life”, “I Like That” y “Steve’s Dream” tienen menor fuerza y mayor delicadeza con melodías pop pegajosas que versan sobre la libertad y casi, casi, sobre la anarquía.

Dirty Computer viene acompañado de un producto audiovisual homónimo imperdible con una propuesta estética retro-futurista donde destaca el sugerente video de “Pink”, que reivindica a la vagina, si como lo leen: V-A-G-I-N-A, y por fin rompe años de purismo mediático y las bailarinas usan unos “pussy-pants”.

Las credenciales de popularidad de Monáe son 11 nominaciones al Grammy, y es parte del elenco de dos películas ganadoras del premio Óscar, aunque para los nerds melómanos esto representa tan solo detalles periféricos de la propuesta de la cantante.

Monáe es miembro de The Wondaland Arts Society, un colectivo de artistas del cual forman parte también los productores Nate Wonder & Chuck Lightning, conocidos como el dúo Deep Cotton, que llevaron a la escena una especie de “revival” del afro futurismo.

Podría seguir escribiendo sobre lo forzado -o no- de las temáticas políticas del disco, sobre las pesquisas punks de Monáe en cuanto a la sexualidad, la libertad y el erotismo, sobre Steve Wonder, sus sintetizadores y Sun Ra, ambos presentes -de alguna manera- en Dirty Computer. Pero la obra se defiende por sí sola y mi única premonición es que el futuro es negro y feminista.