Marcelo Bielsa tenía una pregunta: el nuevo entrenador del Leeds quería saber cuán duro tenía que trabajar un hincha promedio para poder pagarse una entrada para ver jugar a su equipo. ¿Cuántas horas de trabajo le costaría al seguidor entrar al estadio? Aunque no está claro qué tipo de cálculo hizo, la respuesta arrojó cerca de tres horas.

Entonces el entrenador argentino reunió a sus jugadores y les dijo que, por las siguientes tres horas, ellos deberían recoger la basura del campo de entrenamiento Thorp Arch. Bielsa les quería dar una lección: cuánto debían trabajar los fanáticos para poder satisfacer su pasión. 

Se trató de una jugada clásica de Bielsa en muchos sentidos. Exhibiendo su simpatía por los trabajadores, su fijación por la disciplina y el espíritu de equipo y, sobre todo, una muestra más de su carácter impredecible que la ha valido el apodo de El Loco. Obviamente que el entrenador de 63 años no está loco. Es solo que su naturaleza obsesiva, su intensidad y excentricidades, que lo mantienen lejos del promedio, han marcado su personalidad. 

Cuando Bielsa llegó al Leeds el 15 de junio en reemplazo de Paul Heckingbottom, pronto quedó claro que el club no sería el mismo. Las historias sobre la atención de Bielsa a los detalles ya se han convertido en algo legendario. El Loco suele pasar su dedo por sobre el mobiliario del centro de entrenamiento para chequear si hay polvo, sin mostrar reacción alguna por lo que encuentre.

Alguna vez cuestionó enojado porqué había una huella de zapato en la pared. Le dijeron que quizás alguien se apoyó allí con un pie en alto: “eso demuestra que la persona no está concentrada en su trabajo. Inaceptable”, exclamó. Claramente el Leeds tiene problemas más grandes que una huella en la pared, pero este es Bielsa, el perfeccionista y así es como él pretende sacar a flote al club: poco a poco, con una filosofía de integridad.

Leeds suele ser descrito como el gigante dormido que tiene el sueño más profundo y sus tribulaciones desde la salida de la Liga Premier en 2004 están bien documentados. El Club ha probado muchas cosas y ha pasado por muchos entrenadores. Sin embargo, la apuesta por Bielsa es el más intrigante y emocionante.

Esto, después de todo, es un ex entrenador de Argentina; un hombre que se convirtió en un héroe en Chile por su trabajo con la selección nacional; y alguien tan venerado en Newell’s Old Boys, su club local en Rosario y el primero que él dirigió, hace 28 años, que han nombrado el estadio en su honor.

Bielsa también se ha hecho cargo de clubes en México, España, Francia e Italia – aunque sólo brevemente en el último de ellos. Se marchó en Lazio después de dos días en 2016 porque, a su juicio, las cosas no estaban bien y él podía sentirlo enseguida. El drama de alguna manera agregó una capa más a su leyenda rebelde. El año anterior, abandonó Marsella después del primer partido de su segunda temporada.

Bielsa es un mentor para algunos de los principales entrenadores del mundo, partiendo por Pep Guardiola, Diego Simeone y Mauricio Pochettino, a quien llevó a Newell’s como un prometedor defensor de 14 años. 

Fue idea de Víctor Orta, Director de fútbol de Leeds, considerar a Bielsa, y Andrea Radrizzani, la dueña del Club, vio el mérito en el proyecto: el sentido intrínseco de la audacia. El CV de Bielsa hablaba por sí mismo, al igual que su compromiso de atacar en el fútbol. Él estaba disponible, su trabajo anterior en Lille había terminado rápidamente y gravemente en diciembre de 2017.

Bielsa fue el candidato no 1. Después de una entrevista de trabajo en Buenos Aires con el Director Gerente, Angus Kinnear, y Orta, se convirtió en el único candidato. Kinnear y Orta querían saber qué tan bien conocía el campeonato. Bielsa indagaba en sus copiosas notas y comenzó su respuesta detallando los respectivos equipos en formación del juego Burton v Bolton de la temporada pasada.


Con información de The Guardian