Lo más probable es que Luiz Inácio Lula da Silva no pueda ser candidato presidencial. Está preso por corrupción y su candidatura ha sido rechazada por el ente nacional electoral y la justicia frenó un intento de un juez para liberarlo. Las elecciones son el 7 de octubre y el ex presidente se queda sin tiempo.

Eso no le impide ser el favorito de los brasileños. Al menos así lo mostró la última encuesta de la firma MDA para la Confederación Nacional de Transporte (CNT, patronal) que lo ubica con una intención de voto del 37,3%. Al ex jefe de Estado, que está preso por corrupción, le sigue el ultraderechista Jair Bolsonaro (18,3%). Más atrás se ubican la ecologista Marina Silva (5,6%), el socialdemócrata Geraldo Alckmin (4,9%), el laborista Ciro Gomes (4,1%) y el liberal Álvaro Dias (2,7%).

Hay otros siete candidatos registrados para la elección pero ninguno llega al 1%. 

Lula está en prisión desde abril pasado, con una condena a doce años por corrupción confirmada por un tribunal de segunda instancia, lo que según las normas electorales brasileñas le impediría postular a cualquier cargo público.

Aún así, el Partido de los Trabajadores (PT) inscribió la semana pasada su candidatura en el Tribunal Superior Electoral, que ya ha recibido diversos pedidos de impugnación apoyados en esas normas, entre los que figura uno presentado por la Fiscalía General.

También existen presiones del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, integrado por expertos independientes y que en una decisión no vinculante anunciada la semana pasada pidió que se tomen “todas las medidas necesarias” para que Lula “pueda ejercer sus derechos políticos” como candidato, aunque esté en prisión.

Asimismo, solicitó que Brasil “no impida” a Lula, quien enfrenta otros cinco procesos penales por presunta corrupción, participar en los comicios hasta que todas sus apelaciones hayan sido analizadas.

La Justicia electoral tiene plazo para resolver la situación de Lula hasta el 17 de septiembre, cuando faltarán 20 días para las elecciones.

El PT aún no lo ha oficializado, pero si Lula fuera vetado por su situación jurídica, la candidatura de esa formación sería asumida por Fernando Haddad, compañero de formula del ex mandatario, quien sería acompañado por la comunista Manuela D’Ávila.

El sondeo de la firma MDA también contempló esa posibilidad y dice que, entre aquellos que declaran su voto en Lula, solamente un 17,3% se inclinaría por Haddad si finalmente fuera el candidato.

Otro 11,9% del 37,3% de electores que apoya a Lula se volcaría en Marina Silva, mientras que un 9,6% optaría por Ciro Gomes y un 6,2% respaldaría a Bolsonaro.