El flan es el postre de moda en la política argentina por estos días. Lo que comenzó como una metáfora oficialista para decir que el Kirchnerismo criticaba por criticar, se está saliendo de las manos en un episodio gastropolítico en plena crisis económica.

La cosa comenzó una semana atrás cuando Alfredo Casero -humorista, actor y seguidor de Mauricio Macri- dijo en televisión abierta que los reclamos de los kirchneristas se parecían a los hijos de una familia a la que se le quema la casa y en lugar de apagarla o concentrarse en el incendio, pedían y pedían flan. Queremos flaaaaaan, gritaba en televisión.

Desde ahí, sus palabras se convirtieron en un sinónimo de la apatía del gobierno frente a las duras condiciones en que viven millones de argentinos afectados por la segunda inflación más alta de Sudamérica después de Venezuela. La frase #queremosflan se hizo tendencia en las redes sociales de los simpatizanes oficialistas y a las horas el mismo presidente Macri subió una foto a Instagram comiendo flan. 

La foto de Macri fue gasolina al incendio: si el flan es un lujo innecesario que reclaman los hijos de Perón, la foto fue entendida como una provocación innecesaria de alguien a quien la inflación no ha lastimado. 

El tema volvió a salir cuando el senador oficialista Esteban Bullrich usó la metáfora del flan durante la sesión para autorizar los allanamientos a Cristina Fernández de Kirchner. Bullrich utilizó la figura del flan como reemplazo de la palabra coima. El flan -que había alimentado al Presidente de la Nación- ahora era dinero distribuido de forma ilegal.

A las pocas horas, se conoció un video de una reunión de Mauricio Macri con diputados y senadores oficialistas. En la reunión se cantó “queremos flan, queremos flan”. A esta altura el desconcierto era tan grande que el mismo Esteban Bullrich estuvo en la reunión cantando que quería “flan”, aun cuando venía de decir que era una metáfora de las coimas. 

El Presidente argentino se mostró comiendo algo que el país no está en condiciones de garantizarle a sus ciudadanos. Y también fue protagonista de cómo los legisladores de su partido cantaban un pedido de flan, planes sociales o coimas, en este punto ya todo es borroso. 

Y curiosamente, el precio de cocinar un flan subió 115 por ciento en un año, afectado por la inflación.