El presidente estadounidese comenzó su mandato con la amenaza de no acabarlo. Ha pasado un año largo y esa espada pende sobre su cabeza cada vez más susceptible a caer. El pasado 21 de agosto su reloj del fin del mundo avanzó un minuto más cuando dos de sus aliados más cercanos durante la campaña recibieron sentencias por crímenes que lo vinculan directamente.

Paul Manafort, su jefe de campaña por dos meses en 2016, fue encontrado culpable y Michael Cohen, su abogado de cabecera, se declaró culpable por crímenes fiscales y electorales: las declaraciones de los dos señalan directamente a Trump como responsable directo de muchos delitos pero, hasta el momento, no hay acciones contra el presidente. ¿Se caerá Trump?  

Los cargos y por qué se podría responsabilizar a Trump

El comité especial del Departamento de Justicia, dirigido por Robert Muller, señaló a Michael Cohen como responsable directo de un pago ilegal de 130 mil dólares a Stephanie Clifford, actriz pornográfica con la que Trump tuvo una relación extramarital en 2011, y otro a la empresa mediática American Media, dueña del tabloide National Enquirer, que ocultó otra infidelidad de Trump a dos semanas de que ocurrieran las elecciones del 9 de noviembre del 2016.

Aunque Trump y sus abogados han cambiado múltiples veces su versión de la historia de acuerdo a cómo estaba desarrollándose el juicio, ahora dicen que sabían del pago pero que, al no haberse pagado con dinero de la campaña, no se cometió ningún delito. 

El problema es que justamente el dinero pagado a Clifford y al medio tuvieron fines electorales, según el comité especial: los hechos ocurrieron a dos semanas de las elecciones, justo cuando las encuestas comenzaron a mostrar cómo subían los números de Trump. Los pagos fueron hechos para que las dos mujeres se callaran y no impactaran la opinión de los votantes, por lo tanto se están considerando donaciones (indirectas, claro) a la campaña.

Si bien todos los cargos contra Manafort y Cohen no son responsabilidad directa de Trump, sino delitos individuales de cada uno, los dos señalaron que Trump tenía conocimiento de sus actividades, incluso Cohen, bajo juramento y frente a la corte, señaló al presidente como la persona que le ordenó, a pesar de su consejo, realizar los pagos.

Entonces, ¿habrá juicio contra Trump?

En Estados Unidos, no existe la figura del fuero presidencial, sin embargo sí hay mecanismos que impiden que un presidente en funciones sea citado a declarar y sujeto a proceso judicial. Eso no implica que no esté siendo investigado.

La defensa de Trump, encabezada por el exalcalde de Nueva York, Rudolph Guiliani, ha pasado de negar todo vínculo entre Trump y los delitos hasta explicar por qué el presidente no puede ser juzgado por esos delitos. Y en este último punto tienen razón.

Para que eso ocurra, se requiere que las cámaras del Senado y de Representantes aprueben el ‘impeachment’ .

Con el impeachment, se podría iniciar un juicio político, en caso de buscar su retiro del cargo, y la investigación judicial. El problema es que las dos cámaras, hoy, están controladas por el partido Republicano y no hay señal alguna de que los Demócratas logren los suficientes votos ‘rojos’ para sentar a Trump en el banquillo.

Esto se debe, principalmente, a que poco les importa a los miembros de su partido su racismo, sus delitos o su cada vez más evidente corrupción siempre y cuando siga aprobando las leyes y los cambios que su partido ha buscado durante los últimos 20 años.

Como Nixon… ¿no?

Sí y no. Para muchos historiadores estadounidenses, entre Trump y Nixon hay una diferencia clara: los medios, desde Fox hasta CNN. Siempre que Trump tenga a Fox de su lado (ya, prácticamente, se ha convertido en su canal de propaganda oficialista), la opinión de su base no va a cambiar y, de hecho, se blindará.

Nixon renunció a la presidencia justo cuando se dio cuenta de que en las cámaras iniciaban los procesos para lograr su impeachment y, por tanto, su juicio. Estos movimientos se lograron al poco tiempo de las declaraciones de ‘Garganta profunda’, el soplón dentro de la Casa Blanca que desenmascaró lo que el presidente estaba haciendo.

 

A pesar de las constantes filtraciones desde la campaña electoral, a pesar de tener la aprobación más baja de un presidente desde que iniciaron las mediciones, a pesar del juicio del lunes y a pesar de sí mismo, Trump no ha renunciado y no renunciará… A menos de que se le asegure que puede salir ganando de esa decisión.

Con las elecciones intermedias en el futuro cercano, el futuro político de los Estados Unidos depende de los electores: un cambio en la dirigencia de las dos casas aseguraría un juicio político… pero si las cosas se mantienen igual, tendremos a Trump, quizá, para otros seis años.