Esta semana se anunció con bombos y platillos que México y Estados Unidos llegaron a un acuerdo bilateral para reconfigurar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por lo que están a la espera de Canadá para poder cerrar el acuerdo trilateral. Esto se da después de un año de ríspidas negociaciones, sobre todo por ciertas posiciones de Estados Unidos respecto a temas como: las reglas de origen, los salarios, la resolución de controversias y la duración del acuerdo (cláusula sunset).

El presidente estadounidense, Donald Trump, celebró el acuerdo con México y señaló que llamará acuerdo uno con México al tratado. Además, aseguró que se pondría en contacto con el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau para comenzar cuanto antes las negociaciones, no aclaró si buscará un tratado bilateral o si se respetará el carácter trilateral, tal y como estaba configurado originalmente el TLCAN. 

En la negociación, México cedió ante algunas exigencias de Estados Unidos y Canadá, tales como las reglas de origen para la industria automotriz, en donde se estableció que al menos el 75% del contenido de estos debe provenir de los países miembro, lo cual se encuentra por encima del nivel actual que es del 62.5%. Además, de ese 75%, entre un 40 y un 45% deben de provenir de centros de producción en donde a los trabajadores se les pague al menos 16 dólares la hora. 

Según el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, el 70% de la industria automotriz de nuestro país ya se encuentra preparada para afrontar este nuevo esquema, mientras que el resto tendrá que hacer adecuaciones a raíz del modelo de negocio que tienen actualmente. 

Por otra parte, Estados Unidos reculó a su propuesta de estacionalidadpara los productos agrícolas mexicanos, la cual establecía que México no podía exportar bienes del sector primario en las temporadas de cosecha estadounidenses, lo cual era una postura inaceptable del lado mexicano, debido al volumen de exportaciones agropecuarias que tiene nuestro país hacia el vecino del norte, las cuales ascienden a 26 mil 700 millones de dólares. 

Otro tema complicado durante las negociaciones del acuerdo comercial de América del Norte era el relacionado a la resolución de controversias, particularmente el Capítulo 20 (Disposiciones institucionales y procedimientos para la solución de controversias) en el caso de México y el 19 (Solución de controversias en materia de antidumping y cuotas compensatorias) en el caso de Canadá. En el caso del primero, se logró mantenerlo igual, mientras que en el caso del segundo se esperarán a las negociaciones que se establezcan con Canadá. 

Finalmente, Estados Unidos se mantuvo inamovible respecto a las imposiciones arancelarias para las importaciones de acero y aluminio, que son del 25 y el 10% respectivamente. Estos gravámenes se mantuvieron a pesar de que el tratado se especificó que no se aceptarán: “cuotas, ni restricciones, ni tarifas en el comercio”. El gobierno de Estados Unidos sigue sosteniendo que las importaciones de esos bienes atentan contra su seguridad.