La retahíla del golpe de estado desde el imperio ha servido una y otra vez para encender -o al menos intentar- la mecha del patriotismo venezolano. El poco que queda. Y ahora resulta que sí: una investigación del  The New York Times reveló que funcionarios del gobierno de Donald Trump se reunieron en secreto al menos tres veces con militares venezolanos que planeaban un golpe de Estado contra el presidente Nicolás Maduro.

El reportaje cuenta con 11 fuentes del gobierno actual y pasado de Estados Unidos que sabían de las conversaciones y un militar venezolano que era uno de los conspiradores. Las reuniones se produjeron a fines del 2017 y principios de este año. Los golpistas querían apoyo logístico de Estados Unidos, que finalmente no obtuvieron.

Después de la publicación, la Casa Blanca respondió en un comunicado sin negar la existencia de las conversaciones. Dijo que es importante “entablar diálogo con todos los venezolanos que desean la democracia” para “llevar un cambio positivo a un país que ha sufrido mucho bajo Maduro”, dice el comunicado citado por el periódico.

Según la información, los militares venezolanos buscaron acceso directo al Gobierno de Estados Unidos durante el mandato de Barack Obama y fueron rechazados. El cambio se produjo cuando el nuevo presidente aseguró en agosto de 2017 que existe una “opción militar” para intervenir en la crisis de Venezuela. Sus palabras fueron rechazadas en todo el continente. Trump ha amenazado directamente con el uso de armas nucleares en Corea del Norte, o con enviar al Ejército a México. Los militares golpistas pensaron entonces que tenían una nueva oportunidad.

La Administración de Donald Trump es, junto con la Unión Europea y el expresidente colombiano Juan Manuel Santos, el principal blanco de los ataques del régimen de Nicolás Maduro. Las últimas sanciones impuestas por Estados Unidos se concretaron el pasado mes de mayo, días después de que el mandatario venezolano ganara unas elecciones sin garantías, cuya validez no fue reconocida por la inmensa mayoría de la comunidad internacional.

El militar venezolano que habla con el Times desde el anonimato dijo en las conversaciones que hablaba en nombre de cientos de miembros de las fuerzas armadas. También dijo que había tres grupos distintos dentro del Ejército venezolano planeando derrocar a Maduro. Las reuniones se celebraron en el extranjero. Los militares pidieron apoyo logístico a Estados Unidos, concretamente radios encriptadas para poder comunicarse entre ellos. Estados Unidos nunca facilitó la ayuda.

El primer contacto se produjo en una Embajada de Estados Unidos en una capital europea. Inicialmente, el Gobierno norteamericano no quería involucrarse. La política de EE UU en América Latina aún sufre por el siniestro historial de apoyo a golpes de Estado y atrocidades en el continente que dejó la Guerra Fría. Sin embargo, ante el deterioro de la situación en Venezuela, el Gobierno decidió que valía la pena arriesgarse para tener información de primera mano de lo que estaba ocurriendo en el Ejército venezolano.

“Después de discutirlo mucho, acordamos que debíamos escuchar lo que tenían que decir”, dice una de las fuentes de la información. Estados Unidos envió a un diplomático de carrera “solo para escuchar”, sin autorización para negociar ni ofrecer nada.

Según la información, el diplomático comunicó que los venezolanos no parecían tener los planes de golpe de Estado bien definidos y parecían haber ido al encuentro esperando que Estados Unidos les diera ideas. El mando venezolano, por su parte, dice al Times que nunca planearon una intervención de Estados Unidos. “Nunca acepté, ni propuse, una intervención conjunta”.

Los militares planearon ejecutar su acción el año pasado, cuando Maduro suspendió los poderes del Legislativo. Después planearon hacerlo en marzo y de nuevo en mayo, pero nunca llegó a concretarse. Según el militar citado en el Times, para que la operación tuviera éxito debían detener simultáneamente a varios altos cargos de Maduro. Para ello necesitaban poder comunicarse por una vía secreta.

La petición de las radios encriptadas se realizó en el segundo encuentro, el año pasado. La Administración lo rechazó. El militar citado en el artículo se muestra frustrado con Trump. Finalmente, hubo una tercera reunión a principios de 2018 que tampoco se concretó en nada. Según este militar, había entre 300 y 400 militares dispuestos al golpe, que se han quedado en la mitad después de las redadas de Maduro contra conspiradores en el Ejército.

El 4 de agosto se produjo un atentado contra Nicolás Maduro durante un desfile militar. El presidente fue evacuado del acto tras la explosión de tres drones supuestamente dirigidos contra él. El dirigente bolivariano habló entonces de una conspiración internacional y acusó abiertamente a Juan Manuel Santos, que estaba a punto pasar el testigo al nuevo presidente colombiano, Iván Duque. Maduro llegó a afirmar que los responsables de ese ataque fueron entrenados en Colombia. El país andino se ha convertido en los últimos meses en la principal base de operaciones de la oposición al régimen. Alrededor de un millón de venezolanos cruzaron la frontera desde principios de año, según cálculos oficiales, y la emergencia migratoria ya es una prioridad de la región.