“Sobre la más reciente declaración del Grupo de Lima: no hubo coincidencia total en los términos de la declaración pero hay identidad de propósitos”, detalló la Cancillería en Twitter.
Esto, en otras palabras, es simplemente el reconocimiento de que Colombia sí cree en la salida militar y su rol en este caso es el de policía malo.
A esto se suman las declaraciones del embajador de Estados Unidos en Bogotá, Kevin Whitaker, quien dijo a El Tiempo que Colombia cuenta con todo el apoyo de Washintgon en caso de una agresión militar desde Venezuela.
Así, la figura de una posible intervención, disfrazada o excusada bajo una defensa, aparece gravitando sobre Venezuela aun cuando los vecinos de la región rechacen las declaraciones del presidente de la OEA.
Obviamente, Colombia no respaldó las amenazas, pero en este contexto su no rechazo puede ser entendido como una advertencia.
Sus palabras, claro, fueron más dulces que eso. La Cancillería colombiana señaló que “rechaza la violencia en todas sus formas” y que el Gobierno “continuará actuando con base en estos principios y convicciones”.
“Seguiremos acudiendo a todos los medios diplomáticos y políticos tendientes a crear condiciones para que el pueblo de Venezuela pueda elegir el Gobierno que desee tener gracias a procesos transparentes y rodeados de garantías”.
El Grupo de Lima está conformado por los Gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
Esta plataforma fue creada por iniciativa del Gobierno de Perú para denunciar un quiebre del orden democrático en Venezuela ante la creación de la Asamblea Nacional Constituyente, cuya legitimidad no reconoce.
En su declaración de este sábado, el Grupo de Lima instó de nuevo al Gobierno del presidente Nicolás Maduro a “poner fin a las violaciones a los derechos humanos, a liberar a los presos políticos, respetar la autonomía de los poderes del Estado y asumir su responsabilidad por la grave crisis que hoy vive Venezuela”.