La crisis migratoria que está viviendo sudamérica ante la masiva emigración de venezolanos ha demostrado que, después de todo, no se trata de un continente muy solidario aun cuando sea uno de las principales fuentes de inmigrantes en el mundo. 

Ahora, los países que han regado una diáspora por el planeta, comienzan a recibir inmigrantes por primera vez en décadas y, curiosamente, no parecen estar muy contentos con ello.

Uno de los ejemplos más claros es el de Perú: un país con 2 millones 800 mil ciudadanos viviendo por fuera de sus fronteras y en donde la llegada de venezolanos comienza a convertirse en un polémico tema político. 

De acuerdo con una encuesta de El Comercio-Ipsos, realizada en Lima entre el 12 y 14 de setiembre, el 55% considera “negativa” esta inmigración, mientras que el 37% indica que le parece “positiva”. La estadística de desaprobación llega hasta el 62% en los niveles socioeconómicos (NSE) más bajos (D y E).

Nos quitan el trabajo

Entre quienes aprueban la migración de venezolanos, el 36% manifiesta que esta tiene un impacto positivo en el Perú “porque nos presenta como un país solidario”. En tanto, en el NSE E, el 56% responde que la acepta“porque hay gente dispuesta a trabajar a menor precio”.

Por otro lado, cuando se consultó a los que desaprueban la llegada de migrantes por qué creen que habría un impacto negativo para el país, el 46% señala: “porque hay gente dispuesta a trabajar a menor salario” o “porque quitan puestos de trabajo a los peruanos”. En el NSE E, el 60% brinda estas respuestas.

En agosto, el ministro de Trabajo, Christian Sánchez, dijo que era “indudable” que esta inmigración generaría un impacto en el mercado laboral. Aunque no lo dimensionó, precisó que se requería “una política” acorde con esta realidad.

Según la encuesta, un 58% afirma haber presenciado o escuchado comentarios discriminatorios contra los ciudadanos de Venezuela en Lima. En el NSE C, la cifra alcanza el 63%.