Las calles de Sudan llevan seis días en llamas. Miles de personas se encuentran movilizadas en Jartum, la capital, y otras ciudades del país en lo que la prensa internacional ya comienza a llamar como “la revuelta del pan” después de que un incremento en el costo de la vida -partiendo por el pan y los combustibles- han derivado en la única forma que una dictadura como la de Omar Hasán Ahmad al Bashir lo sabe hacer: el plomo y la represión.
Fuentes sudanesas reportaron a Mal Salvaje al menos siete muertos durante el fin de semana en la capital, cuando el ejército reprimió protestas pacíficas de estudiantes y en un episodio asesinó a tres estudiantes de la Universidad de Jartum que se encontraban sentados en una acción de protesta.
Según reportes de agencias de noticias, las protestas han generado al menos la muerte de veinte personas en todo el país desde su inicio a mediados de la semana pasada.
Las protestas se han desencadenado por la falta de pan y combustible, una situación que se prolonga desde hace tres semanas, y por el aumento del precio de varios productos básicos debido a la fuerte devaluación de la divisa local, la libra sudanesa, el pasado octubre.
La escasez del pan y de la gasolina obliga a los ciudadanos a hacer grandes filas para conseguir estos productos en los centros de distribución.
Sin embargo, el contexto más amplio de las movilizaciones tiene que ver con los intentos de democratización de un país que desde su independencia del Reino Unido en 1956 solo ha tenido gobernantes militares y cuyas elecciones son de dudosa neutralidad.
“Sí, hay elecciones pero son ‘elecciones a la africana'”, señala una fuente desde Jartum en alusión a los 30 años de gobierno de Al Bashir. Estas elecciones fueron introducidas recién en 2010 luego de la presión internacional.
El opositor Partido del Congreso Sudanés informó este fin de semana en un comunicado de que las autoridades en Um Ruwaba detuvieron al presidente regional de esta formación, Hatem Abdelrahman, además de otros siete activistas.
En contraste, la radio oficial de la ciudad de Um Durman, vecina a Jartum, informó de que la situación “en la mayoría de los estados está en calma”.
Según la radio, las autoridades han recibido denuncias contra “decenas de manifestantes” en los estados de al Qadarif, Nilo Blanco (sureste) y Nilo (norte) por actos de “sabotaje y alteraciones a la seguridad pública”, por haber incendiado instituciones públicas y privadas durante los últimos días.
La alianza opositora Fuerzas del Llamamiento de Sudán afirmó el sábado que, a lo largo de los cuatro primeros días de protestas, la represión policial ha causado la muerte de 22 personas.
Médicos en huelga
Un grupo de médicos se sumó a las protestas en el país y anunció este lunes una huelga de 24 horas en contra de la represión violenta del ejército en las protestas.
La huelga fue convocada por Comité Central de los Médicos Sudaneses, una entidad opositora que funciona de forma paralela a los sindicatos oficiales, que no ha ofrecido cifras de seguimiento.
El médico Mohamed Ibrahim, que trabaja en el Hospital de Um Durman, dijo a la agencia internacional Efe que los doctores afiliados a la entidad opositora no están trabajando a pesar de que han acudido al centro médico.
Según el reporte, el Departamento de Emergencias continúa funcionando normalmente, ya que la convocatoria de huelga ha excluido los servicios de emergencia, cuidados intensivos, traumatología, cardiología, obstetricia o diálisis, entre otros.
Ibrahim declaró a Efe que el Hospital de Um Durman recibió la pasada madrugada a alrededor de 20 heridos después de una protesta multitudinaria que tuvo lugar en esta ciudad vecina a Jartum.