Evo Morales lleva 13 años en el poder y apunta a completar 19 si es que logra un triunfo en las elecciones del 20 de octubre en Bolivia. Esto, sin embargo, no está para nada claro y el primer presidente indígena del país podría quedarse por fuera de La Casa del Pueblo, el palacio de gobierno que él construyó.
De partida, la postulación de Evo a las elecciones presidenciales es polémica. Su candidatura pasó por encima de un referendo para reformar la constitución y autorizarlo a postular una vez más. Como perdió esa votación, Morales se amparó en un fallo del Tribunal Constitucional que consideraba “un derecho humano” ser candidato.
Una vez más, una encuesta publicada el domingo último por el diario paceño Página Siete registra un virtual empate técnico en la intención de voto de los bolivianos entre Evo Morales (31 por ciento), que busca ampliar su mandato hasta 2025, y Carlos D. Mesa (32 por ciento), que se destacó como vocero de la demanda marítima boliviana ante la Corte de la Haya, en un juicio seguido por el gobierno de Morales al de Chile.
Son nueve los candidatos a la presidencia, habilitados por las votaciones de las primarias partidarias de enero pasado. Sin embargo, solo dos aparecen hasta ahora en las encuestas con posibilidades de ganar: el oficialista Morales y el candidato de la recientemente conformada alianza Comunidad Ciudadana, Carlos D. Mesa. Muy abajo se encuentra aún el senador Oscar Ortiz, otro representante de las fuerzas de la oposición, a las que se cuestiona por no haberse unido en torno a una sola candidatura para enfrentar al actual mandatario boliviano, que ya lleva 13 años seguidos en el poder, como ningún otro en la historia del país.
Ortiz no figuraba hasta octubre del año pasado en las encuestas, pero comenzó a aparecer luego de la confirmación de su candidatura presidencial por la alianza Bolivia Dice No. En los últimos cinco meses ha conseguido visibilizarse como el tercer candidato con más posibilidades de la contienda, aunque las encuestas le dan una preferencia que fluctúa entre un 6 y un 8 por ciento.
De todos modos, el porcentaje de indecisos es todavía alto a seis meses de los comicios presidenciales y la campaña no termina de empezar. Una encuesta de la empresa Captura Consulting para la revista Poder y Placer, en cuatro de las mayores ciudades bolivianas, ha puesto en evidencia que el 40 por ciento de los entrevistados todavía no decidió en forma definitiva por quién votará.
La consulta de la revista Poder y Placer, a través de Captura Consulting, coloca a Evo Morales con un 33,4 por ciento y a Mesa con un 21,9 por ciento. Otra investigación no publicada por una encuestadora boliviana también confiable, mencionada por el portal Infobae, ubica a Evo Morales primero con una preferencia del 34 por ciento y a Mesa segundo, con un 25 por ciento. Oscar Ortiz está tercero, con un 8 por ciento, y los indecisos llegan a un 19 por ciento. En la encuesta de Página Siete, los que no decidieron por quién votarán alcanzan a un 21 por ciento.
Si pero no
La ventaja momentánea de Evo Morales en dos de las encuestas no le garantiza seguir en el poder. El empate técnico, menos, ya que obligaría a una segunda vuelta el 15 de diciembre de este año, lo que el presidente de Bolivia quiere evitar a toda costa, pues su continuidad peligraría. La consulta del diario Página Siete hace notar que en caso de que haya balotaje, Carlos D. Mesa vencería al líder del partido oficialista MAS con un 46 por ciento frente a un 36 por ciento, lo que le daría por segunda vez la silla presidencial. Sin embargo, en la misma encuesta un 52 por ciento tiene la percepción que Evo ganará las elecciones.
Morales necesita triunfar con un 40 por ciento en la primera vuelta y que su rival Mesa quede por debajo del 30 por ciento para ser reelecto en primera vuelta y completar 19 años en el poder, lo que nunca nadie hizo. De todos modos, el actual mandatario ha convocado a vencer con un 70 por ciento. Sus tres victorias anteriores se dieron con votaciones de casi 54 por ciento, 64 por ciento y 61 por ciento, lo que ahora los analistas consideran improbable de ocurrir. En cambio, pronostican que Bolivia tendrá elecciones muy competitivas después de casi 14 años.