La política de Putin sobre Venezuela se mide en dinero. Una minuciosa investigación proveniente de Moscú, señala que en los últimos 18 años Rusia ha invertido miles de millones de dólares en Venezuela, desde préstamos para la compra de armas rusas, participación en la producción de petróleo venezolano, hasta la construcción de fábricas de armas.

“Si la situación culmina a favor de la oposición, Rusia puede perder sus muchas inversiones. Las acciones del gigante petrolero nacional “Rosneft”, a la que Venezuela debe más de tres mil millones de dólares, han caído en más de un 3%”, reveló en enero pasado el medio ruso Daily Storm.

Hoy, el jefe de la Oficina del Fiscal General de la Federación Rusa, Dmitry Demeshin, anunció la apertura de una investigación a más de 250 involucrados en el caso de malversación identificados por Rostec durante la construcción de una planta de ametralladoras Kalashnikov en Venezuela. Las empresas se construyeron según acuerdos económicos con el exterior, dijo el funcionario. Pero “los fondos fueron robados”, recalcó, sin especificar el alcance del daño.

En 2006, Rusia y Venezuela decidieron construir dos fábricas de armas en la República Bolivariana, de modo que Venezuela se convertiría en el primer país, además de Rusia, donde producirían rifles de asalto y cartuchos Kalashnikov. Pero como es sabido, parte del dinero para la construcción fue robado en Rusia y para 2014, el proyecto fue congelado. Sin embargo, el año 2016 se decidió completar el proyecto, cuando el viceprimer ministro Dmitry Rogozin dijo que “los problemas se habían resuelto” y aseguró que en 2019 se lanzaría la planta. Pero hoy, la empresa solo ha construido la mitad del edificio, que luce sin ventanas, ni puertas, ni electricidad estable.

Fue durante la administración de Hugo Chavez cuando las petroleras rusos comenzaron a mirar de cerca el mercado venezolano y acordaron participar en la producción de petróleo en Venezuela. Las acciones fueron compartidas por los gigantes petroleros rusos Rosneft, LUKOIL, Gazpromneft, Surgutneftegaz y TNK-BP, algunos hoy disueltos y otros absorbidos por Rosneft.

Luego algunos petroleros rusos se aliaron a socios sudamericanos no muy confiables y comenzaron a “fusionar” sus acciones en proyectos petroleros conjuntos, mientras Rosneft, por el contrario, aumentaba su presencia en el país. Lo cierto es que, en total, Venezuela ha recibido 6.5 mil millones de dólares de la corporación petrolera rusa.

Pero la cifra creció por las deudas militares. La cooperación militar entre Rusia y Venezuela comenzó durante el primer período presidencial de Vladimir Putin, en 2001, cuando ambos países firmaron un acuerdo intergubernamental. Rusia comenzó a suministrar armas al gobierno de Hugo Chavez y ya para 2006, los venezolanos recibieron los primeros 100,000 rifles Kalashnikovs (AK-103).

Ese mismo año, Venezuela adquirió helicópteros domésticos Mi-26, Mi-35, Mi-17 a costo total de 200 millones de dólares. Y después, el país adquirió 20 aviones cazas Su-30MK2, lo que le costó al estado 1.5 mil millones de dólares más. Es decir que entre helicópteros y aviones, el gobierno de Chávez destinó 1.700 millones de dólares.

De allí en adelante Venezuela se enganchó seriamente a la compra de armas rusas y, de hecho, Rusia se convirtió en el principal proveedor de armas para la República Bolivariana: instalaciones antiaéreas, tanques, municiones, de todo le vendió Rusia a Venezuela con el agravante de que en 2011, el gobierno de Putin le prestó 4.000 millones de dólares a Venezuela para que le adquiriera armas a los fabricantes rusos, un negocio redondo para el país europeo.

Hoy, la deuda total de Venezuela con otros países cubre todo el presupuesto anual del país: más de 100 mil millones de dólares, de los cuales 17 mil millones, según estimaciones de Reuters, es deuda con los rusos.

Según los organismos financieros, la deuda militares con Rusia se iba a cancelar en 2018. Pero Venezuela ha roto los plazos varias veces y Rusia no ha tenido otra opción que retrasar parte del pago hasta el 2027, “lo que pospuso temporalmente la caída del régimen”, según Daily Storm.

“Caminar sobre una cuerda no puede durar para siempre”, aseguran analistas rusos. Con una economía coja, el regimen de Maduro ha estado maniobrando entre el riesgo de incumplimiento de las obligaciones – dejando de pagar periódicamente a sus patrocinadores, principalmente China y Rusia-, la caótica situación que vive el país, con desabastecimiento y escasez de luz y agua, más una oposición que convoca a millares de manifestantes a favor del lider opositor Juan Guaidó.

“En esta situación, lo único que puede complacer a Rusia, es que China la superó a en términos de inversión en la economía venezolana: China ha gastado 60 mil millones de dólares en la República Bolivariana y tiene que apoyarlo para poder recuperar su dinero”.