El resquebrajamiento de la disciplina y orden militares en Venezuela es un tema harto conocido pero muy poco tratado en virtud de la censura manifiesta que sobre ese y otros temas ha impuesto Nicolás Maduro y su “Corte de los milagros”. Lamentablemente, los cargos de dirección están muy bien asegurados mediante prebendas y amenazas amén de una cerrada vigilancia que se mantiene a fin de que no se acabe la “lealtad” hacia el régimen.
Esta apreciación podría confirmarse, según la agencia de noticias Reuters, a través del testimonio de innumerables funcionarios de rango medio y bajo que han desertado hacia los territorios de Colombia y Brasil desde el mes de febrero y aún antes de que se iniciara la estampida ocurrida el 23 de ese mes durante un operativo fronterizo en al cual fueron desplazados contingentes de las fuerzas de seguridad hasta las zonas fronterizas con ambos países.
Una teniente y cinco sargentos de la Guardia Nacional, la principal unidad militar destinada por el Gobierno de Maduro a contener las movilizaciones opositoras, dijo que buena parte de quienes han desertado viajan a Colombia a través de la frontera más accesible, aunque otros se dirigen a Brasil.
“Han salido muchos militares, en su mayoría de la Guardia Nacional, hay poco Ejército, hay poca aviación, hay poca armada. Y todavía vendrán más. Hay más personal que se quiere ir”, dijo una teniente de la Guardia Nacional previamente este mes. La militar venezolana llegó a pie hasta la ciudad brasileña de Pacaraima, en la frontera, luego de caminar durante horas por senderos utilizados por comunidades indígenas.
A medida que se agrava la crisis política y económica en la nación caribeña se ha acelerado el proceso migratorio y ello consta en la actividad que registran tanto Brasil como Colombia siendo el país neogranadino el de mayor facilidad por poseer fronteras con muchos pasos y trochas por las cuales se puede cruzar la frontera.
Las autoridades de ambos países han dicho que el ritmo de deserciones se ha acelerado en los últimos meses, a medida que se agrava la crisis política y económica de Venezuela.
Los desertores, que pidieron mantener sus nombres en reserva por temor a represalias contra sus familias, se quejaron de que sus comandantes en Venezuela recibían grandes salarios y comisiones por contrabandear productos, mientras que efectivos de menor rango encaran los riesgos en las calles de Venezuela por poco dinero.
“Ellos ya tienen sus familias fuera del país, ellos viven bien, comen bien, tienen buenos sueldos y buenas ganancias”, afirmó la teniente.
Con información de La Patilla.