El gobierno del presidente Donald Trump tiene mucho en juego si el líder opositor Juan Guaidó no logra movilizar suficiente resistencia para sacar del poder a Nicolás Maduro en Venezuela.
La salida de Maduro del poder debía ser el precursor de un efecto dominó que diera al traste más tarde con las dictaduras de Cuba y Nicaragua.
Funcionarios de gobierno, tanto en activo como ya fuera de la vida oficial, reconocen que un fracaso del levantamiento pudiera acabar con la oposición y socavar la principal prioridad de Washington en las Américas.
“Es ahora o nunca”, dijo un alto funcionario del gobierno según consigna el New Herald. “Todos saben eso, tanto en Estados Unidos como en Venezuela. Ahora queda por ver hasta dónde llega la situación. Pero todos la ven como lo último por hacer para derrocar a Maduro”.
El secretario de Estado, Mike Pompeo; el jefe del Estado Mayor Conjunto, general de la Infantería de Marina Joseph Dunford; el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, y el secretario de Defensa en funciones, Patrick Shanahan, estaban programados para reunirse en la Casa Blanca este miércoles para discutir opciones ante la situación en Venezuela, declaró Shanahan a la subcomisión de Asignaciones de a Comisión de Defensa de la Cámara.
“No hay ninguna situación o escenario para los que no tengamos un plan”, dijo Shanahan.
El miércoles más temprano Shanahan canceló un viaje a Europa para participar en las discusiones sobre cómo Estados Unidos debe responder a la crisis en Venezuela.
Dunford dijo que el Pentágono estaba trabajando para recopilar información de inteligencia adicional sobre los desarrollos en el terreno en Venezuela y estaba listo para hacer más.
“El presidente ha dejado en claro que todas las opciones están sobre la mesa”, dijo Dunford al Congreso en una audiencia sobre presupuesto. Las fuerzas armadas “apoyarán al presidente en caso que exija más”, agregó.
Por su parte, el senador Bob Menéndez, de Nueva Jersey y el demócrata de más rango en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, pidió cautela y dijo que lo sucedido el martes sugiere que el resultado que se busca quizás no se pueda conseguir a corto plazo. Menéndez advirtió que una intervención militar pudiera ser contraproducente, una opinión que comparten muchos aliados regionales.
“Sería un gran error que el gobierno de Trump cometiera un error y socavara el creciente movimiento democrático con una intervención militar estadounidense”.
El senador floridano Marco Rubio dijo que no consideraba que lo sucedio el martes fue un esfuerzo fallido de Guaidó por derrocar a Maduro.
“Maduro está en tremendos problemas”, dijo Rubio, comparando a los generales venezolanos con un personaje de la película El Padrino, que traiciona a la familia. “Maduro está en una posición insostenible porque hay líderes que se están complotando en su contra y los tiene sentados al lado”.
Fernando Cutz, ex director senior en funciones para Asuntos de las Américas en el Consejo de Seguridad Nacional en el gobierno de Trump, dijo que en la oposición venezolana existe la expectativa de que Washington respaldaría su retórica con acciones cuando llegue el momento.
“Estamos llegando al momento en que tenemos hacer frente a nuestra retórica imprudente. ¿Qué sucede ahora? ¿Hacemos lo que dijimos que íbamos a hacer? ¿Vamos en verdad a hacer algo?”, preguntó Cutz. “El problema con una retórica tan fuerte desde Washington es que no tenemos que sufrir las consecuencias. Es el pueblo de Venezuela el que está todos los días en la calle y sufre las consecuencias de la crisis humanitaria que los afecta”, dijo.
“Somos parcialmente responsables de la escalada sea tan rápida, de manera que tenemos que ser parcialmente responsables de implementar una solución pacífica que trate de ayudar lo mejor posible al pueblo venezolano“, dijo Cutz.
“La ironía es que la estrategia de Trump para Venezuela en general es acertada”, dijo Benjamin Gedan, responsable de políticas para Venezuela en el Consejo de Seguridad Nacional en el gobierno del presidente Barack Obama. “Pero la Casa Blanca es víctima de su propia impaciente, y su decisión, quizás políticamente motivada, de repetir expectativas poco realistas sobre el momento de la salida de Maduro”.
Ayudar a restaurar la democracia en Venezuela sería una importante victoria de política exterior para Estados Unidos y representaría una derrota para Rusia, a la vez que colocaría en manos amigas las reservas de petróleo más grandes del mundo, dijo Gedan. La reconstrucción de Venezuela pudiera resultar una carga grande para los aliados regionales, pero a largo plazo sería algo muy positivo para los intereses de Estados Unidos en la región.
El gobierno de Estados Unidos está tomando todas las precauciones. Pompeo llamó al canciller ruso Serguei Lavrov el miércoles más temprano para aumentar la presión, y acusó a Moscú de aliarse con La Habana para desestabilizar Venezuela y afectar las relaciones entre Washington y Moscú.
John Feeley, ex embajador de Estados Unidos en Panamá, dijo que lo que está en juego para la seguridad nacional de Estados Unidos no es tanto como algunos han expresado, pero de todas formas Estados Unidos saldría perdiendo si Guaidó fracasa.
Feeley dijo que el gobierno de Estados Unidos está tomando todas las medidas adecuadas, como prepararse para entregar asistencia humanitaria y prometer un alto nivel de apoyo. Pero a la misma vez envía un mal mensaje, como culpar a Cuba y mencionar con frecuencia el asunto del socialismo y la llamada Troika de la Tiranía.
“Todo eso da una mayor credibilidad a los que están predispuestos a pensar que este plan se formuló en Washington y no en Venezuela, y sabemos que se desarrolló en Venezuela”, dijo Feeley, quien además es asesor político en Univisión.
A pesar de las expectativas creadas por el gobierno, Feeley dijo que será un proceso largo y difícil. Y señaló que hay cosas que ya han resultado un éxito.
“Piense que ayer Leopoldo López y Juan Guaidó circulaban libremente en las calles y Maduro estaba en Miraflores”, dijo. “Simbólicamente, eso significa mucho.
”López, un activista político considerado el mentor de Guaidó, fue liberado el martes después de años de arresto domiciliario, lo que dio fuerza de inmediato al momento político, cuando los dos líderes se colocaron al frente de fuerzas militares y exhortaron al levantamiento.
El senador Rick Scott, republicano por Florida, dijo que se mantiene optimista.
“Desafortunadamente, las cosas no suceden porque uno quiera que sucedan”, dijo Scott. “La clave será cuando los militares [venezolanos le retiren su respaldo a Maduro]; creo que eso va a suceder, pero no sabemos cuándo”.
Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela han sido inestables desde hace tiempo. Estados Unidos no tiene embajador en Caracas desde un decenio. Un acercamiento era poco probable mucho antes que Guaidó surgiera como líder, pero un levantamiento fallido también podría provocar interrogantes incómodas sobre si Estados Unidos debe continuar respaldando los esfuerzos del líder opositor.
“El status quo sería en extremo incómodo a largo plazo si seguimos reconociendo a un líder que no controla territorio ni órganos de gobierno”, dijo Gedan. “Pero ahora que hemos sobrevivido al nuestro divorcio de la industria petrolera venezolana, es posible divisar una disputa a largo plazo que involucra sanciones persistentes de Estados Unidos, y apoyo al activismo de la oposición”.